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Es en la vida diaria, en la relación con los demás que yo me inspiro, es un placer trabajar la naturaleza humana, crisol inagotable de información (fuerza, emoción, movimiento y reflejo de todo tiempo y periodo.).
El juego comienza cuando la relación entre la obra y el artista se establece, en un dialogo privado y confidencial entre la materia y las emociones, una mezcla de dicha y dolor que se traduce finalmente en trazos y colores. Lucha constante entre el azar y el sentido crítico y consciente, voluntariamente yo intento no controlar el proceso del todo, para de esta forma donar a la obra un resultado más puro, para escuchar la pintura cuando esta tiene algo que decirme.
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