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Nació hace cuatro años con una rara tonalidad verdosa. Quizás por ello le llamaron Esperanzito.
Era un toro bravo inquieto, alegre, juquetón. Sobre todo, tenía una mirada inocente y limpia.
Conocía su destino, su madre se lo había dicho, pero no le importaba. No quería morir de viejo en el matadero, quería luchar en la Plaza de Toros, quería salir por la Puerta Grande, ser ovacionado por miles de personas.
Mientras llegaba el día, pastaba feliz en la dehesa. Miraba hacia el cielo y sonreía. Tenía esperanza.
Enmarcado en madera blanca o negra (elegir) 72x52x3cm
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