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Mi padre al que tanto amamos,nos dejo muchos recuerdos.
En otras obras he manifestado todo mi amor por El.
Mi hijo Juan Manuel escribio un texto para honrarlo ,en su funeral.
Aqui quiero compartirlo con todos!!!
"A mi abuelo materno me lo presentaron como Papitalí. Una mezcla entre papá y su nombre Neftalí, que en hebreo significa lucha. Lo que son los nombres: el alma de mi abuelo fue lucha tras lucha en su más reciente paso por la vida material. Ese nombre también explica la agonía de los últimos días.
Ese Papitalí me lo dieron al nacer. Sin ninguna otra opción. Tampoco tengo objeciones. Ese Papitalí me lo gocé y me lo seguiré gozando. Era muy gráfico. Cuando estaba nervioso escupía sin interrupciones, y cuando daba amor apretaba los dientes y volteaba los ojos. También mordía y mi Mamirosita decia... "Mijo, pasito con los niños", pero él se reía y quería hacerlo otra vez. Nosotros, los nietos, salíamos corriendo, pero volvíamos a caer. Y no quedaron resentimientos ni las marcas de sus dientes. A ratos enloquecía como una cabra y daba unos saltos rarísimos. Sus impulsos eran inatajables. Papitalí era quijotesco. Cantaba a todo pulmón y exageraba a la hora de presentar las cualidades de sus familiares (excepto cuando decía que yo era la persona que más sabía de fútbol). Un hombre con un espíritu cariñoso y alegre.
Muchos creemos que su mayor legado es la responsabilidad. Ninguna cosa aburrida, más bien una cuestión de amor propio, de valorar ese tiempo que uno se ha tomado en la vida. Iba a la cama temprano y salía de ella tarde. El único con ese privilegio en la casa. Con astucia resolvía el resto del día en un par de horas. Por las tardes se iba a la calle para tener su momento en el medio de la gente hasta que volvía para tomarse el café y comerse la arepa. De nuevo a la cama. Parecía poco esfuerzo porque obviamente lo conocí cuando ya tenía maestría para vivir. Me han dicho que por mucho tiempo su vida fue a otro ritmo, que vendía de todo en la calle y manejaba por muchas horas. Que perdió mucho antes de ganar. Que su pelo no siempre fue blanco y que jugaba tenis.
Para mí siempre se las supo todas. Nos molía el maíz de las arepas. Nos barría y aspiraba la casa. Nos compró fincas para que fuéramos de paseo con los amigos.
Creo que la última gran caminata se la metió conmigo cuando recién llegué a Nueva York. Una tarde en Manhattan en la que preguntamos precios por deporte. Le heredé el amor por los centros de las ciudades. Me invitó un shawarma de cordero en el Village. Él no quiso nada".
Por:Juan Manuel
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