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En su ronda matutina, Monsieur le Buitreau suele pasar habitualmente por el cementerio para ofrecer su servicio de limpieza personal dirigido especialmente a aquellos ocupantes que no pudiendo valerse por sí mismo son victimas involuntarias de un desalojo forzoso.
Muy cortés acostumbra a saludar al personal al que le agradece encarecidamente su manutención desinteresada.
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