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Como una regresión al medio uterino, los bebés desde los dos meses de edad son estimulados con la educación acuática para desarrollar su facultad psicomotriz e incrementar su confianza. Ellos, en el agua, juegan con movimientos natatorios y como un acto reflejo contienen la respiración al momento de sumergirse. Permanecen 20 minutos por sesión, en un sostenido proceso de aprendizaje que arroja excelentes resultados en su desarrollo. "Mientras más tiempo esté apartado el bebé del agua, probablemente desarrollará temor a la misma", señala un especialista, para quién el agua tibia, combinada con ejercicios suaves, relaja a los infantes y estimula sus apetitos.
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