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... y durante un tiempo
el corazón cesó de lo habitual;
la respiración flaqueó lentamente
hasta vaciar el último pulmón;
los párpados pesados
agudizaron el descanso
que mi cuerpo necesitaba.
El placer estático.
De pronto,
como el chasquido de un rayo,
un sueño eterno
truncó la elevación espiritual.
Cinco oraciones veía,
cinco pensamientos soñaba,
cinco sueños de un sueño
pintados en un lienzo gris.
Y una voz cantaba llorando,
la voz de una niña era...
... cuando la luz se torne negra,
mis manos harán saber
donde están tus ojos.
... cuando la magia de la música muera
y los acordes dejen de hablar,
oleré el ritmo sensual de tu cuerpo.
... cuando el cava tenga gusto a fresas,
abriré bien los ojos
y miraré tus labios.
... cuando el fuego hiele tus manos
y tus dedos no sientan el calor,
oiremos el infierno,
el lenguaje de los dioses.
... cuando la Luna llore,
acaríciala con tu lengua
y saborea el veneno salvaje.
Atónito y perplejo quedé.
El sueño desvaneció,
pero el eco de la voz dulce
perduró, aunque vagamente.
- ¡Vuelve!
- ¡Vuelveeeeee!
- ¡Vuelveeeeeeeeeeeee!
Pero nada,
ni un respiro, ni un suspiro.
Frío, noté mucho frío,
y la sangre se había estancado.
Dormí esperando el sueño.
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