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Han pasado 200 años de independencia donde nosotros los Colombianos podemos apreciar nuestra Bandera como la insignia principal de nuestra patria, que nos identifica lo gloriosos que somos ante el poder que Dios nos ha iluminado al alcance de todo el tiempo que ha trascurrido para que la honrosa institución que maneja este deporte en el mundo, FIFA nos haya tenido en cuenta para entregarnos el gran honor de reunir a estas grandes naciones para que participen y se den el privilegio en definir quién será el campeón y ganador de este anhelado trofeo.
Ya el color amarillo nos enseña la riqueza que tenemos en nuestro país, el color azul que refleja los mares, ríos y los cielos que Dios nos ha iluminado y el color rojo nos muestra la sangre que se derramó para alcanzar nuestra independencia. Todo esto es el sentimiento que hemos vivido para alcanzar la paz que tanto anhelamos en cada momento vivido para así mismo llegar a poder entender que este acontecimiento que vamos a celebrar será de gran orgullo para el pueblo Colombiano y para todo el universo. Ya que al agitar nuestra bandera se siente la vibración de la pasión en todos nuestros corazones para que la humildad y la paz sean de la gracia divina de Dios.
Todas las banderas comienzan agitarse y nos muestran sus verdaderos sentimientos en la lucha social y política para alcanzar en este momento a identificar lo expresivo en la unión y participación en demostrar que todo este potencial deportivo alcance a ver correr un balón que sigue y que cruza el universo, así como gira el mundo a través de los ojos de todos los continentes en este gran evento en el que es muy fácil para que entreguemos nuestra capacidad física y nuestra cultura. Valor espiritual hacia una formación que nos enseña que es muy fácil expresar lo que se juega, para decir a todo el universo, “No a la guerra y si a la construcción cultural y deportiva” que nos enseña, que así es que se mide la potencia elemental gritando y agitando las banderas de quienes quieren vencer con orgullo, ya que esforzándose se llega a ser valiente como lo dice Dios en su palabra, aquí la gloria se la lleva el mejor, sólo quedando la experiencia para ver los errores para así mismo seguir proyectándose, para el próximo evento futbolístico.
Este es el mensaje que Iván Darío Hernández artista colombiano, refleja en esta obra con amor de paz, alegría y esperanza para todo el universo y su pueblo colombiano.
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