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La supuesta serenidad del paisaje vegetal nos engaña, en un mundo donde se crece debido al enfrentamiento, el silencio vegetal tiene las de perder. El paisaje natural, sede frente a la acción desesperada. El espacio infinito con una Ceiba (una de las pocas especies respetadas) junto a las montañas presenta la visión futurista de un paisaje que perdemos.
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