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El cielo se refleja en una contrucción del centro de Badajoz. Aunque mi tiempo de vida en este espacio sea más reducido que el de ambos mi alma, como un pájaro, se dirige hacia lo eterno. Mi entorno urbano también ofrece elementos para la meditación.
UN DÍA MORIRÉ
Un día moriré
Y mada quedará de mí;
Cuando llegue ese día
Habré alcazado mi meta.
Mientras tanto
Que mi voz
Y mi recuerdo
Sirvan sólo a un propósito:
El de llamar a los hombres
A volver hacia Su Señor.
¡Oh mi Dios!
De la mano me llevas hacia mi destino
¡No me sueltes nunca!
Aún cuando esta niña traviesa
Patalea y se distrae
Protégeme de mi misma
Y nunca me abandones.
Con lágrimas te lo ruego:
Permíteme volver a ti.
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