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En la Niebla (Hermann Hesse)
¡Extraño vagar entre la niebla!
Solitario está cada arbusto y piedra,
ningún árbol mira al otro,
cada uno está solo.
Lleno de amigos estaba para mí el mundo
cuando mi vida era clara todavía;
ahora que la niebla cae,
nadie más está visible.
Verdaderamente, nadie es sabio
si la tiniebla no conoce,
lo inevitable y silencioso
de todo lo aparta.
¡Extraño vagar entre la niebla!
Vivir es estar solo.
Ningún hombre conoce al otro,
cada uno está solo.
Viaje de invierno
Camino por los lugares de mi infancia. La madrugada invernal bajo el cielo callado conmueve el alma. El sol no ha salido pero en el alba se intuyen los árboles y las plantas. Me siento parte de la naturaleza, una pequeña parte conmovida ante un lienzo inabarcable y recuerdo una infancia con menos ciudades y casas.
Observo la humedad pesada cubriendo el suelo como una nube gigante de color azul claro que oculta toda la superficie. Es emocionante observar como la niebla divide todo lo aparentemente próximo, como envuelve cada figura y la aísla de la otra.
A esta hora, la luz todavía no se refleja en las gotas de humedad y el universo me regala toda esta soledad, este sosiego, a mí, la única afortunada. Nostalgia de mi tierra natal o quizás de la infancia, frases de Hermann Hesse ?La vida no es fácil, la vida no es difícil. Estos son pensamientos infantiles?
¿Qué me puede ofrecer este pequeño país azul, bañado en un azul violeta, sin luz para despertar los colores? Prados con sus arbustos, los campos de colinas, los viejos perales solitarios, los álamos, las hileras de abetos, los confines del bosque y la armonía del campo trabajado.
En el prado estrecho, entre la carretera y el bosque, aguarda el arado abandonado en su tierra, mas allá donde se desvía el camino una antigua ermita, la pequeña colina cambia a través de la luz y de la perspectiva durante mi lenta marcha. Jardines con frutales sin hojas. Todo es limitado, definido, vallado. Nada está cerca. Tan fácil de abarcar con la vista.
Es agradable este pequeño país azul, feliz, sin miedo, en paz... hasta que los primeros trenes despiertan la mañana, la luz blanca se adueña de esta burbuja mágica, el ruido, la vida cotidiana, la multitud diurna, la civilización: burocracia aplastante, ciudad engrandecida que devora gradual, implacable esta nostalgia azul menguante.
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