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"Sangre, sudor y lagrimas" son varios de los ingredientes con los que pequeños deportistas intentan construir sus sueños en las Academias de Boxeo del Perú y del Ecuador. Alrededor de un centenar de niños de bajos recursos, entre 10 y 14 años, visitan diariamente destartalados gimnasios de barrio, donde ex campeones de boxeo enseñan a sus pupilos lo aprendido en sus años dorados.
La mejor edad para empezar la carrera de pugilista es a los 10 años. Los entrenamientos empiezan por las tardes después de agotadoras jornadas de trabajo, muchos de ellos cargando costales en los mercados mayoristas de Lima y Quito, mientras que otros subsisten con la venta de golosinas en las calles. Son en su mayoría desertores de estudios que ven al boxeo como la gran panacea que les sacará de la miseria y exclusión social de la que provienen.
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