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\"Timoteo en el Gran Café de Madrid\".
Antes de comenzar se advierte que ésta es una historia de ficción y de que cualquier coincidencia con la realidad sería un hecho fortuito. ¡No vayamos a tenerla después!
Así pues, yo quería decirles que el señor que aparece en la imagen, pillado a vuelapluma por el dibujador y que suscribe este cuento es el tal Timoteo.
El tal \"Timo\"...; ¡ay, se me olvidaba que no le gusta que le llamen Timo! Bueno yo quería contarles que éste es un cliente del tal café. Bueno no le gusta que le llamen Timo porque trabaja en un banco, en una sucursal de por aquí cerca, creo que del Banco de Sabadell. Bien, pues sus compañeros, que no amigos, le hacen la puñeta con lo de Timo, por versar su oficio en temas de dinero. Ya pueden imaginarse que la cosa se presta a chufla, y bien podrían sus colegas según él utilizar otra variante menos obvia y facilona; o llamarle con toda la rotundidad del nombre : Timoteo.
Naturalmente hay algún otro conocido que le llama \"Teo\"; e incluso un amigo de su padre ([-].d; bueno los dos descansan en paz ya) le llamaba cuando chico \"Tim O´Teo\", e incluso Sir Tim O´Teo. Y ese nombre si que le gustaba a Timoteo, tenía su gracia. A Timoteo le gustaba porque era el nombre de un personaje del tebeo que se llamaba así y que era escocés. En su caso no era lo mismo que ser escocés de verdad, pero a fuerza de pensar en ello Timoteo podía llegar a sentirse más cerca de las Highlandas que de Valladolid, que era para él como ser algo inferior.
Claro que por lo demás no había ninguna coincidencia entre el personaje y el muchacho Timoteo. Aquel personaje del tebeo era un vejete que como escocés usaba kilt -la faldita, ya saben- fumaba en pipa, y tenía pelo blanco y bigotes retorcidos como los colmillos de los jabalíes. También usaba monóculo ... \"En esto de usar lentes también coincidimos, quizá en lo que más\", solía pensar Timoteo. Bueno, Timoteo decía esto porque él llevaba gafas. Sí, él llevó gafas desde pequeño. Algo por lo que siempre ha sufrido. Ya se sabe, cuando iba al colegio ...; pues eso, lo de \"¡túuu, cuatrojos!\"; o que le llamaran \"Timoteo el vidrios\"; o más directamente \"Timoteo el gafotas\", para que no hubiera lugar a confusión. \"¡Pues imagínate si llegas a llevar un monóculo, como sir Tim el del tebeo, en lugar de gafas ... - había pensado muchas veces -; lo que les habría dado de sí el tema a aquellos cabrones!\" Y es que la gente tiene imaginación cuando quiere y para lo que quiere.
Pero bueno, el caso es que sí : de haberle llamado de alguna manera simpática, a él le hubiera gustado que le llamaran \"Tim\", por ejemplo. Tim sonaba más simpático que Teo. Y además era tan, tan ... sajón. \"Y yo en el fondo tengo algo de sajón\", argumentaba. \"Aunque de haber llevado monóculo, sajón o no; ¡buf, no sé, no sé!\"...Pues puesto en lo peor, lo malo es que Timoteo no podría haberle partido la cara a nadie; ya que se crió muy enclenque. Un niño de la posguerra, vaya (aunque exagerando un poco).
Bueno, el caso es que Timoteo, o Timo, o Teo, o Tim es habitual en este café que se llama Gran Café o algo parecido. Algo que no es de extrañar; lo primero porque debe pillarle cerca de la sucursal de su banco. Y lo segundo porque es un lugar muy cosmopolita, con mucha gente de paso; lo que a Timoteo le hace sentirse a gusto. Aunque, la verdad, uno se preguntá por qué, ya que no es capaz de sostener ninguna conversación en un idioma que no sea el español. Quién sabe, esto le viene de la vergüenza que le hizo pasar un día a la Sta. Pardo en el instituto; cuando ésta le preguntó cómo se decía \"calcetín\" en francés - que era el idioma que se estudiaba entonces- y Timoteo empezó a balbucear un \"cho, cho, choochette\", mientras a la Sta. Pardo se le iban poniendo los ojos en blanco, no sabía Timoteo si por lo bien, o por lo mal -más bien por lo mal se temió- de su pronunciación, y que parecía que el chico quisiera ir a parar a donde en realidad no quería parar. \"¡Mira que, los franceses ir a llamar a los calcetines con un nombre tan equívoco!...\"
Claro que cabe la posibilidad de que Timoteo se encuentre en este cosmopolita local como pez en el agua por la pinta; quiere decirse, por la pinta que gasta. Tan es así que probablemente, ningún visitante, de mirarle (ni siquiera los asiduos) podrían decir sin temor a equivocarse : \"Ese junto a la barra es un español; y además de pueblo (nacido en un pueblo, quiere decirse). ¡No!; ¡porque no! Porque él viene de Tierra de Campos, le diría a quien quisiera escucharle, y cuatro cosas más, echando mano de la historia, para así demostrarles que no andaban errados y que aquel pálpito no era tal sino el propio discurso de sus genes que lo delataban. Esos genes sajones, germanos ..., que él mismo casi nota como un cosquilleo íntimo, y que le viene de las gentes que en un tiempo remoto poblaron aquellas tierras. Estas son cosas que actualmente ya casi nadie sabe, esa es la pena. \"¡Los pobres!...; hoy en día son todos unas víctimas de la LOGSE\", argumenta. \"O de lo que estudien por ahí fuera\", remata pensando esto por los extranjeros que van y vienen. \"¿Quedaremos alguno del bachillerato antiguo en circulación?\", se pregunta. Y sigue pensando en lo que le diría a alguno si quisiera escucharle : \"Pues si hombre, los \"Campus Gothorum\". Me da igual si con \"h\" o sin ella -aunque él prefiere con \"h\" que aparenta más extranjero-; los campos de los godos, ¡los godos! Y ya se sabe : amén de los godos, los ostrogodos, y los godos del otro lado ...; ¡los godos de Gotlandia! Pero ¿quién coño sabe estas cosas hoy en día?, ¿eh? Y llegando a este punto se le trasluce a Timoteo un rictus como de desaliento en el rostro.
A Teo le hubiera gustado más haber trabajado como maestro que en un banco. Después de todo él se ve a sí mismo como un hombre \"didáctico\", un erudito incluso. Y además, maestro es para lo que estudió. O al menos, lo de estudiar magisterio, con vocación o sin ella, estaba muy bien para el hijo de la farmacéutica del pueblo. Y además, con ese carácter suyo, un poco blando -según le decía su madre -, vamos que no le pegaba otras carreras, como ingenierías y así.
Sin embargo, luego de recibir el título se presentó lo del banco, y él no fue ni para decir \"esta boca es mía\". Hizo aquel simulacro de oposición y, ¡hala pa´dentro! \"¡Menuda colocación!\", le decía su padre. Vas a ser un señorito de la cuna a la sepultura, añadía. Y solía acabar con un \"¡la suerte que has tenido; si yo en tus años hubiera tenido esa potra!\"... Y así, un día tras otro durante años, hasta que don Floro, que así se llamaba su padre, se murió, dejándolo semihuérfano en la vida. Aunque eso sí, \"bien colocao\".
De manera que Timoteo nunca llegó a ejercer de maestro. Bueno, una vez hizo una sustitución. Aunque luego enseguida le salió lo de la banca de Sabadell. Y como le dijo su padre antes de morir : ¡\"Hijo mío, qué bien colocao te dejo!\"
Su madre por su parte tampoco le fue a la zaga a don Floro, aunque con otra cantinela, eso sí. \"Nosotros, lo que queremos es que tengas estudios, hijo\", le decía a Timoteo. Y esto bajando amorosamente la voz, no fuera a ser que el marido la oyera; pues él no era partidario de las carreras largas. \"Mira, que tener hacienda solamente hoy en día no sirve de tanto\", venía a caerle a eso del postre. Y bien que sabía lo que decía la mujer. Pues aunque en el pueblo ella era Angustias \"la farmacéutica\" sus estudios no habían ido más allá de los de la escuela del pueblo. Ahora bien, como su padre tenía un buen pasar, como para prepararle una buena dote, pues le montó la farmacia, que venía a ser equivalente a tener una carrera, según ella. Y por eso en parte -para qué negarlo- es como don Floro se ennovió con ella. Y como en consecuencia tenían futuro por delante, pues fundaron un hogar. Esto en el sentido más literal de la palabra; pues quiere decirse que el proyecto tenía unos buenos cimientos : o sea la farmacia y un puñadete no desdeñable de tierras de labor. Luego una chiqueta de Lérida, que vino a recalar por aquellos pagos, fue la licenciada de verdad que exigía el ministerio. \"¡Ay, la srta. Montse -que así se llamaba la titulada-, qué historias!\", se sorprendía a veces Timoteo recordando. Será por eso que a Timoteo, que le encanta Serrat, le gusta tararear por lo bajini aquella canción de \"Penélope\". -Penélopeee ... -se pone-; con su bolso de piel marrón, sus zapatos de tacón, y su vestido de domingooos ...- Aquí tiene, su \"gin\" ...; de Larios (suena desde detrás de la barra). Y Teo se sobresalta un poco cuando la camarera, que es nueva, le coloca delante su \"order\".
Por un instante Teo se siente confundido; porque no se trata de la chica de siempre, como él esperaba. La otra se fue por lo visto cuando terminó su contrato. \"Y sin despedirse siquiera\" -según comprueba Timoteo con una mezcla de fastidio y de dolor, por qué no decirlo. ¡Y él que creía que habían establecido los dos una cierta relación!... Bueno, ya se sabe, ya se sabe ..., esas cosas de bares. Hubo tardes con esa chica, de esas de veladas confesiones que ... E incluso algún momento especialmente inspirado, en que a Timoteó se le escapó algún cumplido. Ahora, eran cumplidos muy bien disfrazados, eso sí, para que no se notara el interés. Ya saben, ese tipo de palabras en definitiva, que se hacen resbalar hacia delante a ver qué pasa; y que se aventuran cuando el aburrimiento es ya dueño de ambos lados de la barra.
Con el gin tónic servido y aprovechando que todavía tiene a la chica delante, Timoteo le pregunta : - Pero, ¿y Ana? ...quiero decir, ¿Agnieska?... La otra se enconge de hombros y sonríe con un mohín de graciosa indiferencia. Y ya se gira para atender otro tema cuando Teo consigue componer un : - Y tú, ¿cómo te llamas? ¿Yo?... Jutta, me llamo Jutta, y sonríe otra vez enseñando unos dientes perfectos. Luego puntualiza : Soy de Alemania. Al oir a la chica decir su nombre Timoteo siente un breve e intenso - si bien controlado- respingo. \"¡Ostras, y yo que me he quejado siempre de que mis padres me pusieran Timoteo!\", piensa. Y a continuación lanza un vistazo por el rabillo del ojo derecho hasta donde la chica, ajena ...-¿o quizas no?- a su solapada mirada ya está meneando con soltura jarras y botellas. Pero enseguida piensa : \"Claro, que allá en Alemania ese nombre igual no da para chistes. ¿Cómo se dirá en alemán ...?\" Y ya va a mirar Timoteo a otra parte cuando se le viene a la mente la imagen de un flan (a él le gustan los flanes) y liquida los puntos suspensivos con un \"aquí esta chica va a tener algún problema\". Y se sorprende de nuevo visualizando sin querer su postre preferido. \"¡Ay, los flanes de mi madre!\", piensa; y a continuación mira su \"on the rocks\" y le pega el primer trago. Continuará ... continuará ... ... ...
I got printed the cold light of a March morning in the high land of Castile. Here is a proper way for an artist to say that he was born in a village. Spain, province of Soria; have you ever heard of this ?.
I lived there for a few years. Then, followoging life´s whimsical will I finally landed in Madrid. In this city have I my present and, hopefully, definitive abode.
As an artist I haven´t gone through any particular, or academical learning. I mean, to the point to get...
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