Al igual que Schönberg, hoy no pinto para crear algo bonito, sino para plasmar lo que imprime su sello en mi persona. Al igual que en las composiciones de Schönberg, hoy siento una atonalidad gigante que guía este pequeño fragmento de mi Opus, sin notas dominantes, dodecafónicamente; sin ninguna tendencia repetitiva que dirija mi todo....así como si surgieran mis actos entre puntos y lineas que al ojo poco observador parecieren iguales, cuando en realidad son toda una maraña de diferencias y contrapuntos que se tensionan y se relacionan dialécticamente. Nada aquí es casualidad, nada aquí es absurdo. Si así pareciese, quizá un poco de Freud nos ayudaría a desmentirlo. Simplemente hoy ha pintado y titulado la obra una buena parte de mi inconciente. De no ser así, ¿cómo explicar que, después de escuchar a Schönberg (y algunos más), quedar dormido por 6 horas y despertar abrumado, no se me ocurra otro tema a pintar que no sea mi propio dodecafonismo interno, con contrapuntos cromáticos que hacen síntesis en la obra, misma que contiene lineas en extremo delineadas, como guareciendo al conjunto del exterior, formando un laberinto (adivinó, como éste que lee ahora) manchado por aquello que pareciera ser la bitácora del paso del intruso, mismo que se guarece a las afueras, quizá planeando una ataque, quizá planeando la retirada, y que, finalmente a todo ello, con provocador sarcasmo (y aludiendo a los letreros de ubicación del metro, por ejemplo) me haya propuesto llamar "Usted está aquí" ?
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