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" Y desterrado Adán, coloco Dios delante del paraiso de delicias un querubín con espada de fuego, que andaba alrededor para guardar el camino que conducía al árbol de la vida" Génesis III, 24
No creo en la necesidad de ángel alguno: Hombre y mujer primigenios no QUERRIAN regresar ¿para qué? si se tenían mutuamente: el hombre -ingenuo- en su mente suponía la posesión, la mujer –toda de fuego- estaba al tanto, desde entonces, que nos tiene en su mano.
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