No pertenecer, no ser, arrancado de donde siempre perteneciste, el dolor te quita la forma,
e independientemente inicia la destrucción. Pero todo tiene un sentido, una armonía –Todo corresponde al inmediatamente después o antes, al arriba y al abajo, cercano o lejano, todo es.
Ángeles desarraigados en un mundo que creemos lineal, cuando a cada instante son arrancados los sueños para convertirlos en nuevos delincuentes del barrio.
Acto en cinco piezas, que inicia con la lucha, para convertirse en esencia, colores en completa armonía, dibujando lo que puede ser la realidad para el artista.
Ser desarraigado te hace ser, pertenecer. No siempre eres inmigrante, seguro mañana habrá comunión, sólo hay que vivir para sentir las líneas azuladas y seguras, sus colores cálidos en total comunidad con los tonos fríos, balance y equilibrio será el complemento del argumento: Los Ángeles son sueños entre rojo y mandarina.
Es indudable la intensión, el movimiento. La posición de los protagonistas están muy, muy cerca, le arrancamos la vida, le quitamos la matriz para convertirla en fantasía y realidad, o en aquí y el después, o en lo que pudo ser.
El ser angelical ya no busca, se hacen con las circunstancias, en su nuevo entorno, pese a la multipluralidad siempre habrá equilibrio.
Y entre lo real y surrealista no habrán colores primeros, ni siquiera los amarillos tocando el lienzo, ni los rojos, ni el verde estarán en segundo plano, es tan desbordada la confianza que en la vida el azul es ahora cálido.
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