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Canto de luciérnagas
línea partida en dos maldiciones
herpes que nos arrastra hasta la catedral
a buscar en su pozo la iluminación
enamorarse en esa orilla
y sin remedio, de una puta,
gritar su sífilis con las cuerdas reventadas
y dejar la poesía en la chequera
hundirnos en las ciudades movedizas,
soñar que acaba la guerra,
que ya no tenemos balas,
que mañana lloverá.
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