William Blake tenía apenas diez años cuando confesó haber visto una multitud de ángeles sobre un árbol que emanaba luz propia. Esta fue la primera de las muchas visiones que le acompañaron a lo largo de su vida y que alimentaron su trabajo pictórico y literario. ¿De quién hablamos? Pintor, ilustrador y poeta, Blake (Londres, 1757- 1827) es una de las figuras más extraordinarias del arte inglés.
Se sirvió del grabado y la acuarela para manifestar, rebosante de color, ese mundo imaginativo y fantástico que cimentaba su filosofía mística. Promovida en el seno familiar, Blake pronto dio rienda suelta a esta realidad espiritual y creó una impresionante colección de obras, en las que desnudaba su mundo interior componiendo auténticos poemas visuales. Y sobre mitos y delirios versan la mayoría de sus piezas. La religión juega también un papel importante en su trabajo, nutrido de escenas de la Biblia, como La Escalera de Jacob (1805).
De espíritu inconformista y romántico, Blake huía de los modelos naturales. Su propuesta pasaba por el gótico y por la línea de renacentistas italianos, como Rafael y Miguel Ángel, o del alemán Durero. Además, absorbió un influjo, perdurable en toda su obra, de los ingleses John Hamilton Mortimer y Thomas Stothard y, especialmente, del suizo Heinrich Füssli, con quien compartía su pasión por Shakespeare. La Divina Comedia de Dante y su propia producción poética son otros asuntos que protagonizan su arte.
Igualmente, trató temas sociales. Fue capaz de interpretar los grandes acontecimientos de su época: guerras, revoluciones e, incluso, la igualdad de sexos, a través de la figura humana. Una muestra de este ímpetu innovador se aprecia en su ilustración del frontispicio de Visiones de las hijas de Albión (1793), en la que materializa el concepto de libertad sexual y de igualdad entre el hombre y la mujer tratados en su texto.
A su rebeldía y a la incomprensión que suscitaba su compleja mente creadora, se sumaba un carácter fuerte y algunos hábitos excéntricos, como leer El Paraíso Perdido de Milton bajo una parra con su mujer, ambos desnudos, para agravar su maltrecha imagen. Sus coetáneos le tomaron por un lunático, aunque el tiempo le ha terminado considerando un verdadero profeta, un genio que se había adelantado siglos a su época. Pues, pronosticó los peligros del racionalismo y el materialismo, alertando de que traería la devastación de la naturaleza y la alienación del hombre. Murió sobreviviendo con el poco dinero que le daban por sus acuarelas religiosas y por la ayuda que le prestaban los escasos amigos que creían en su arte.
Sin embargo, Blake es hoy uno de los artistas más queridos por los ingleses y uno de los autores fundamentales de la modernidad. Su obra inspiró profundamente a prerrafaelitas, simbolistas y a los neorrománticos ingleses del siglo XX. Asimismo, su influencia sobre Aldous Huxley o Jim Morrison evidencia la enorme trascendencia que su figura ha tenido en diversas vertientes artísticas.
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