Georges De La Tour sale de su penumbra. Lo hace en una exposición organizada por el Museo del Prado, que recupera la figura de uno de los grandes maestros del barroco y, también, uno de los más olvidados.
La pinacoteca madrileña ha conseguido reunir 31 obras de Georges De La Tour (Vic-sur-Seille, 1593-Lunéville, 1652). Una suma extraordinaria, pues solo se conservan 40 pinturas de su mano, que permite escenificar la evolución de su obra pictórica. La mayoría de sus trabajos proceden de museos internacionales como el Museo del Louvre, el J. Paul Getty Museum de Los Ángeles, el Metropolitan de Nueva York y el Kimbell Art Museum de Fort Worth (Texas), titular de una de sus piezas maestras de El tramposo del as de tréboles. Le acompaña su pareja, El tramposo del as de diamantes. También destacan Comedores de guisantes o El recién nacido. Sin olvidar las dos pertenecientes al Prado: San Jerónimo leyendo una carta y Ciego tocando la zanfonía.
Todas ellas dominadas por el característico ensimismamiento de sus figuras, la relación indirecta que establece entre los personajes de sus escenas, la importancia de los gestos y el exquisito trabajo de las manos. Siempre una obra llena de detalles sutiles para representar expresiones humanas.
Igualmente, la muestra permite apreciar la evolución de su pintura, de un marcado carácter religioso: de su juventud a su madurez. Un viaje hacia la profundidad y la penumbra, donde los detalles marcan las paradas y el camino se recorre siguiendo la senda de la austeridad, solo alumbrados por la luz de las velas. El paso de la gestualidad a la contención, de la claridad a la sombra. Lo contrario que ocurrió con su obra pasados los siglos, que cayó en el más absoluto de los olvidos.
En su tiempo, el francés Georges De La Tour fue un pintor acomodado en lo económico y reconocido en lo profesional, incluso se convirtió en el pintor oficial del rey Luis XIII. El artista lorenés murió a causa de una epidemia en Lunéville, días después de su mujer. A continuación, su obra fue despojada de memoria durante unos siglos, hasta que fue redescubierto en 1915 por el alemán Hermann Voss, un historiador de arte. En Francia, hoy es considerado uno de los artistas más célebre del siglo XVII y uno de los más populares junto con Cézanne, Monet y Renoir.
Hasta el 12 de junio, Georges de La Tour (1593- 1652). Una oportunidad de oro para rescatar de nuestro olvido a uno de los genios del barroco.
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