Captar la luz como elemento difuminante de las líneas del paisaje, como mezcla y confusión de las arquitecturas naturales y las construidas. El constante intento de dominar la luminosidad con los pinceles para crear esa nebulosa anhelada que elimine la frontera entre la mirada del presente y el recuerdo y los congele. Este es un primer acercamiento a ese imposible que transmiten los lienzos de Rafael Carrascal García. Una congelación del tiempo. Una captación de su inexistencia. Ya sea en el oleaje del mar, entre la penumbra del bosque o en los intentos espigados de querer seguir ascendiendo de sus edificios.
Abstracción geométrica. Rafael Carrascal García
Con un trazo impreciso, pero estudiado, y una atmósfera cargada de añoranza, Rafael Carrascal García nos sitúa entre abundantes cielos nublados que caen con todo su peso sobre el curso zigzagueante del discurrir de aguas, puentes y árboles enjutos. Son, pues, esos cielos cargados de melancolía, los dominadores de la escena, junto con el recurso constante del agua abriéndose camino entre los escenarios rurales y los escenarios urbanos.
Metrópolis. Rafael Carrascal García
La utilización de colores ocres y apagados lleva al espectador a los ocasos y amaneceres pretendidos por el pintor, como un vehículo puntual de transporte que no tuviera destino, sólo hora de partida. Entre las peculiaridades de su estilo, destaca el dominio en la transición de los contornos, armonizando los distintos elementos de la escena y jugando, al mismo tiempo, con lo real y lo onírico.
Tocando el cielo. Rafael Carrascal García
Demuestra así una gran versatilidad en su obra, siendo capaz de acercarse a lo abstracto en telas como Abstracción geométrica, a lo impresionista, como en Metrópolis, e, incluso, al surrealismo, como en el caso de su lienzo Tocando el cielo, guiado en gran parte de sus paisajes por una mirada realista, como en su pintura Savia.
Savia. Rafael Carrascal García
¡Conoce más sobre Rafael Carrascal García y su obra aquí!
Trackbacks / Pingbacks