Una muchacha de perfil, con el pelo recogido, ataviada con un vestido ricamente bordado destaca sobre un fondo neutro, decorado con flores y por el que revolotean tres mariposas, a modo de tapiz. Se trata del Retrato de un Princesa de la Casa del Este (hacia 1436) de Pisanello (Pisa, 1395- Nápoles, 1455), pieza esencial del italiano.
Como muchos retratos de la época, la obra encierra el enigma de la identidad de la retratada. Algunos han visto en la pequeña ramita de enebro (ginevero en italiano) una alusión a su nombre: Ginevra. Otros, además, han asociado los tres colores (blanco, verde y rojo) de su vestido con las virtudes: fe, esperanza y caridad, y, también con los de la familia Gonzaga en Mantua.
Igualmente, aunque los detalles señalados vinculen a la muchacha al Este y a la Casa Gonzaga, su identidad sigue sin estar clara, pues, sobre varias princesas recaen estas pistas: Ginevra d’ Este, esposa de Segismundo Malatesta en 1434, Lucía d’ Este, hermana de Ginevra y Leonello, casada con Charles de Gonzague, o hermana Marguerite de Gonzaga que se casó con Leonello d’ Este en 1435.
Más allá de la identidad de la joven, en lo pictórico, Retrato de una Princesa de la Casa del Este deja una magistral reinterpretación del retrato de moneda. Influenciado por el gusto de lo ornamental y por la simplificación de la forma, llevándola al límite de lo dibujístico, Pisanello impregna el retrato de un carácter emblemático, recogiendo el efecto de haber sido tomado de un bajorrelieve o de una medalla.
Asimismo, Pisanello pintó del natural, y con especial esmero en lo científico, tanto los elementos florales como los insectos que aparecen en el retrato. De tal manera, que sus especies son perfectamente reconocibles, tanto es así que dejó las primeras mariposas identificables de la historia del arte: Vanessa atalanta, Colias croceus y un Papilio machaon.
Un dato curioso que permite poner en valor la adelantada afición por la observación realista y por la pintura al natural de Pisanello. Aspectos que serían de gran interés para los artistas de generaciones posteriores. Como es sabido, en el siglo XVIII por lo científico- documental y avanzado el XIX, por la pintura del natural.
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