El exotismo cautivador de la cultura nipona, su elegancia, misterio y sensualidad se dan cita en la pintura de Phil Couture.
El artista canadiense se inspira en el conocimiento de otras culturas para realizar su obra pictórica. En esta ocasión, nos propone un viaje a Japón a través del cual nos descubre el potencial visual y poético de la estética nipona.
Sus composiciones recogen escenas tradicionales de la vida cotidiana, insistiendo en la fuerza que retiene el momento espontáneo. Especialmente, se fija en el mundo de las geishas, atrapando en cada pincelada el atractivo y el mito que encierra esta icónica figura de la cultura japonesa.
En cuanto a su estilo, se interesa por el movimiento y por un trazo rápido, dándole así mayor vivacidad a sus lienzos. En su obra, se aprecia el toque impresionista de Degas y Toulouse- Lautrec, el detallismo de Waterhouse, la claridad compositiva de Utamaro y Hiroshige o la influencia de Velázquez y Sargent en la ejecución del retrato.
Usa colores suaves, líneas finas y elegantes y, de esta manera, capta las formas de sus geishas o maikos (aprendices), llenas de sencillez y sensibilidad. Pero, sobre todo, las creaciones de Phil Couture destacan por reunir en una combinación perfecta la serenidad, emoción y belleza propias de estas figuras. En definitiva, la pintura del artista canadiense nos recuerda lo fascinante de la diversidad y la necesidad de concebir el mundo dentro de un contexto más amplio.
Phil Couture ha exhibido su trabajo en exposiciones individuales y colectivas en América, así como en Japón. Igualmente, algunas de sus piezas pertenecen a colecciones privadas.
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