La pintura de Pedro Baos ha evolucionado hacia apariencias figurativas reveladoras de las confidencias que guarda la realidad. Una realidad que el ser humano siempre ha intentado recoger por medio del arte y que el pintor catalán consigue manifestar empleando trazos reflexivos, que no muestran simplemente lo que ya se distingue, sino que la interpretan para exponer lo que queda oculto.
Su repertorio iconográfico parte de temas sencillos y frecuentes, cogidos en su mayoría de espacios interiores, a los que infunde una gran sensibilidad, ejecutando auténticas confesiones de su gusto estético. El cual materializa aplicando armoniosas pinceladas en las que introduce barnices, aceites y médium con los que obtiene óptimos efectos de transparencias. A su vez, por medio de la disposición de suaves capas de pintura nutre de potencia su paleta cromática, basada en colores vivos y sugerentes que desnudan la intimidad de la realidad que plasma.
El resultado final son envolventes composiciones cargadas de cautivadores contrastes lumínicos y acabados brillantes que subrayan el estilo tan personal de Pedro Baos. Esta impronta evoca ciertamente el realismo objetivo de Antonio López, en la medida que otorga a sus lienzos un halo contemplativo, ajeno al transcurso del tiempo. Este se extiende al espectador, dejándole en un estado de meditación y trayendo a su mente, mediante las formas expresadas, aquello que no se ve y que ha sido captado a través de su esencia.
Pedro Baos se ha dedicado al arte casi toda su vida y su trabajo ha sido ampliamente reconocido tanto a nivel nacional como internacional, participando en numerosas exposiciones, sobre todo, en España y Francia.
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