Entre todas las exposiciones de este mes de otoño destaca la primera exposición individual que se dedica en nuestro país a la fotógrafa berlinesa Marianne Breslauer (1909-2001), una buena representante de la Nueva Fotografía en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.
A través de 127 imágenes, esta exposición descubre el conjunto de la obra de la original artista con especial atención a las fotografías tomadas durante el viaje que realizó a Cataluña, Navarra, el País Vasco y Andorra en 1933, la mayoría de ellas inéditas y que se muestran ahora por primera vez.
Una carrera profesional truncada por el nazismo
Marianne Breslauer (Berlín, 1909-Zúrich, 2001) era una joven de la alta burguesía de origen judío que tenía una gran sensibilidad para realizar fotografías. Cuando el nazismo comenzó a ascender en Alemania, la fotógrafa tuvo que exiliarse y refugiarse con su familia en Suiza. Esa experiencia fue tan traumática para ella que abandonó su carrera fotográfica para siempre. Por eso tiene tanta importancia esta primera exposición individual en España ya que la mayoría de sus fotografías son inéditas. Casi ninguna de estas imágenes llegó publicarse a causa del régimen nacionalsocialista por ser judía al negarse la fotógrafa a hacerlo bajo un pseudónimo.
El viaje en 127 fotografías
En la primavera de 1933 las dos mujeres se embarcaron en un viaje a España para realizar el encargo de una agencia alemana Akademia. A su regreso a Alemania, Breslauer no pudo publicar sus fotografías ya que era judía y a que se negó a hacerlo bajo un seudónimo, como le proponía la agencia.
Desde Montpelier y con un enorme Mercedes Mannheim blanco recorrieron localidades como Girona, Barcelona, Sant Cugat, el monasterio de Montserrat, Puigcerdà, Andorra, Huesca, Pamplona, San Sebastián y Loyola. Del viaje se conocen solo 96 imágenes, más una decena que se han debido extraviar porque se publicaron en revistas suizas años después. Son fotografías sobre la vida cotidiana en estas ciudades en las que aparecen pocos monumentos, como la catedral de Girona o la fachada de Montserrat pero muchos habitantes como niños jugando en la calle, guardias civiles o jóvenes en la playa.
Una de las mejores y de las que más gustaba a la fotógrafa es la de una niña de Girona con semblante sereno y sonriente que viste uniforme de colegio de monjas y que la artista utilizó varios años para felicitar la Navidad.
Una mujer valiente
Marianne Breslauer fue una mujer valiente que fue capaz de fotografiarse desnuda. «Hay pocos fotógrafos que se autofotografíen con sus cámaras y desnudos. Ella demuestra su seguridad como mujer y fotógrafa», nos explica la comisaria de la exposición Mercedes Valdivieso en este fragmento de Bilder meines Lebens. Erinnerungen, de Marianne Feilchenfeldt Breslauer.
Marianne Breslauer forma parte de toda una generación de mujeres que durante República de Weimar se dedicaron a la fotografía como Lotte Jacobi, Germaine Krull, Grete Stern, Ellen Auerbach, Germaine Luise Krull o Ilse Bing. Aunque solo trabajó once años como fotógrafa entre 1927 y 1938, su legado es una singularidad dentro de la denominada Nueva fotografía.
Desde su redescubrimiento en la década de 1980 su obra ha sido objeto de diversos estudios y sus fotografías se encuentran en importantes colecciones como Fotostiftung Schweiz, Winterthur; MoMA, Nueva York; Museum Folkwang, Essen; Centre Pompidou, París; Victoria & Albert Museum, Londres; J. Paul Getty Museum, Los Angeles… Además se ha expuesto en muestras colectivas e individuales principalmente en Alemania y en Suiza donde vivió más de sesenta años hasta su muerte en 2001. La última de ellas fue en 2010, en la Berlinische Galerie de Berlín.
El MNAC expone 51 fotografías realizadas durante este viaje, además de otras tomadas en Berlín, las realizadas durante los meses que vivió en París, en 1929, y las que tomó durante sus viajes por Italia y Palestina.
El instante decisivo de Marianne Breslauer
Tras formarse en Berlín entre 1927 y 1929 en la escuela de la asociación Lette-Verein, Marianne Breslauer se trasladó a París para trabajar durante unos meses en el estudio de Man Ray. Junto a Berlín y Moscú, París se había convertido en uno de los centros de la llamada Nueva fotografía, como se ha denominado a la corriente antipictorialista que reivindicaba su autonomía frente a la pintura. Muchos de estos fotógrafos procedían de las artes plásticas y eran autodidactas, a diferencia de Breslauer, que contaba con una sólida formación técnica.
La muestra que estará abierta hasta el 29 de enero presenta además, una selección de las imágenes realizadas durante los once años en los que Breslauer se dedicó a la fotografía, entre 1927 y 1938. Las primeras fotografías de Breslauer muestran muchas de las características de la Nueva fotografía como el plano picado, los puntos de vista alterados, los juegos de luces y sombras o las fragmentaciones a modo de secuencias fílmicas.
La obra de Marianne Breslauer se enmarca dentro de otra de las grandes corrientes de la Nueva fotografía el llamado Realismo poético, una especie de coexistencia entre el realismo y la poesía. Breslauer se fija en la poesía de la vida cotidiana y de los instantes pasajeros. La gran mayoría de sus fotografías no son producto de una escenificación, sino el resultado de saber anticiparse al famoso «instante decisivo» término acuñado por el fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson.
Una exposición la de Marianne Breslauer que nos traslada a instantes de la vida en algunas ciudades españolas y que además nos da a conocer a una fotógrafa genial.
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