Un gigante luminoso, bien abrigado y con gafitas está colgado del techo de la estación Ginebra-Cornavin. Con un mano ayuda a otro gigante a trepar por la pared de la estación. En otro punto de la ciudad suiza nos los volvemos a tropezar: juegan en los pilares de la catedral de San Pedro. Y allí están también, haciendo piruetas en la Plaza Madeleine. ¿Y quién son estos traviesos esquimales? Son los Anooki que llegaron a Ginebra para animar la sexta edición de Geneva Lux.
El Departamento de Medio Ambiente y Seguridad Urbana de la ciudad suiza es el impulsor de una nueva edición del Festival de las Luces que se ha celebrado por primera vez a finales de enero. Porque la larga noche invernal es el mejor escenario posible para experimentar la magia de la luz que durante este 2020 han protagonizado hasta 26 obras entre las que se incluyen 11 nuevas creaciones. Y, entre ellas, los Anooki, los invitados más revoltosos de esta edición.
El 24 de enero, bajo un clima de gran expectación, los Anooki se encendían por primera vez en Ginebra. Hasta en cinco puntos de la ciudad pudimos presenciar los juegos de estos dos pequeños gigantes que convertían algunos de los enclaves más famosos de la ciudad en su patio de recreo. Además de los lugares mencionados, los esquimales también jugaron en el Paseo del Observatorio y en el arco de la Calle Henri-Fazy. Todo un espectáculo para grandes y pequeños que se convirtió, a la postre, en uno de los trabajos artísticos más celebrados de esta última edición del Geneva Lux 2020.
¿Pero de dónde vienen los Anooki? Él llega del Polo Norte y ella del Polo Sur. Sus respectivas casas se derriten así que tomaron la decisión de continuar sus aventuras por el resto del mundo. Los han visto en Singapur, en Osaka, en Dubái o en Lyon. Su estancia en Ginebra, por supuesto, no será la última parada de su viaje. ¿Dónde los veremos la próxima vez? ¿Tal vez colgados de la Torre Eiffel? ¿Encaramados al Empire State Building como King Kong? ¿O trepando la Sagrada Familia? Nunca se sabe con los Anooki…
Fue en el año 2000 cuando los diseñadores Moetu Battle y David Passegand fundaron su estudio Inook, origen de los esquimales más traviesos del mundo. La idea surgió como una estrategia de marketing, pero también como un mensaje medioambiental: los Anooki serían dos Inuit que se quedaron sin casa por el calentamiento global. Recorrerían el mundo difundiendo su advertencia: este mundo es demasiado hermoso para permitir que se degrade.
Empezaron como mascotas digitales del estudio de diseño con pequeñas piezas humorísticas creadas por los propios diseñadores. Las descargas aumentaban exponencialmente mientras los Anooki pedían más aventuras. Fue así como Moetu y David crearon todo un universo propio para sus esquimales. Primero fue Facebook la que se interesó por los Anooki estando presentes en la popular red social como stickers animados. Luego llegaron a Euronews para explicar la actualidad de una forma amena y divertida. Y después fue France Televisions la que llegó a un acuerdo con Inook para emitir la serie de televisión de los Anooki.
Pero los Inuit más entrañables del planeta se sentían algo planos en su universo en dos dimensiones. Era el momento de cobrar vida más allá del mundo digital. Las esculturas inflables de 6 metros de altura, a menudo luminosas como las de Ginebra, comienzan a viajar por el mundo transformando los espacios y ofreciendo una nueva perspectiva de la arquitectura y los espacios urbanos. Sin olvidar que, detrás de sus juegos y chanzas, está un mensaje de gran calado: si no cuidamos el planeta, todos nos quedaremos sin casa, como ellos, como los Anooki.
Los Anooki fueron fabricados y proyectados por Àrea Cúbica y fueron instalados con la colaboración del equipo de montaje de Dalia Dome.
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