El Guernica de Pablo Ruiz Picasso (Málaga, 1881- Mougins, 1973) ha sido catalogada como una de las obras más arrolladoras y polémicas del arte contemporáneo. Y lo es desde su origen. El genio malagueño cimentó un símbolo cuyo mensaje antibelicista y comprometido a nadie ha dejado, ni deja, indiferente. Ni tampoco su riqueza estética. Aplicando la máxima picassiana “Yo no busco, encuentro”, muchos artistas han hallado múltiples perspectivas a través de las cuales han interpretado su cuadro más vivo.
Porque va de historia, conviene repasarla un poco. La creación del Guernica surgió como un encargo del director general de Bellas Artes, Josep Renau, a petición del Gobierno de la República Española. El lienzo nacía para formar parte del Pabellón Español en la Exposición Internacional de 1937 de París, con el objetivo estatal de mostrar el horror originado por la Guerra Civil y ganar adeptos a su causa.
Consternado por las dramáticas imágenes publicadas en los medios franceses, Picasso decidió que su obra fuera el retrato del ataque aéreo perpetrado por la Legión Cóndor alemana sobre la villa vasca, que da título al mural, Gernika. No obstante, el cuadro no sólo alude a este suceso, sino que se postula como un manifiesto detractor del drama desatado, en general, por las guerras.
Picasso pintó el Guernica en, aproximadamente, un mes, entre mayo y junio de ese mismo año. Aún, se conservan muchos de los bocetos del gigantesco cartel y hasta fotografías de cada etapa de la producción, realizadas por Dora Maar, amiga íntima del artista.
El lienzo viajó por Europa y Estados Unidos. Y, en 1958, fue cedido, de manera permanente, al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA). Aunque, el pintor malagueño expresó su deseo de que fuese traspasado a las autoridades españolas una vez restablecidas las libertades públicas en el país. El 10 de septiembre de 1981, el Guernica llegaba a Madrid rodeado de extraordinarias medidas de seguridad.
En la inmensidad grisalla, Picasso entrega sus pinceladas a un tema social. Crea una obra maestra que denuncia el sufrimiento provocado por el bombardeo. Su significado, inevitablemente, invita a la reflexión sobre los motivos y la atrocidad de tal vivencia histórica. Pero, también, despierta la sensibilidad y la creatividad de numerosos artistas para reinventar la protesta que gritan sus figuras. Un mural, pues, lleno de atributos artísticos y de un enorme valor simbólico, que ha trascendido a otra épocas, a otros conflictos.
Convirtiéndose, el Guernica, en un icono contra la violencia. En una obra inagotable, que cambia de luz, de color, incluso, de forma, pero que sigue dejando un discurso universal contra el sinsentido y el terror de cualquier guerra.
Las obras de Picasso son muy valoradas en el mundo entero, aunque se podría decir que algunas son invaluables. Tal como se dice acá despierta la sensibilidad y la creatividad en las personas. Un saludo.