El arte y la tecnología se han visto obligados a mantener una estrecha relación. Ya en las primitivas pinturas rupestres se manifiesta este vínculo al recurrir a los medios técnicos del momento para la ejecución pictórica. Ambos quedaron, irremediablemente, unidos cuando los griegos definieron el término tékne, técnica, como “arte o manera de hacer las cosas”. La tecnología sirve al arte y las necesidades artísticas propician innovaciones. La evolución de arte y ciencia, pues, ha ido en paralelo.
La revolución artística actual nació con la integración de la fotografía y fue continuada por los avances en el cine y en la televisión. En la década de los años cincuenta llegaron los primeros ordenadores. Y, a partir de los sesenta, la unión entre arte e informática comenzó a ser intensa. Entonces, los ordenadores iniciaban el tratamiento de imágenes y sonidos despertando la curiosidad técnica entre algunos artistas. Cuando se utiliza el ordenador en diferentes fases del proceso de creación y difusión de obras, entonces, surge el arte digital.
El artista, en la producción digital, ya no usa pinceles, lápices o carbón. Los sustituye por otras herramientas como el ratón y el teclado y, mediante el lenguaje del ordenador, el autor da significado y estructura a su obra.
Las técnicas digitales permiten la reproducción y modificación de imágenes, pero también, su creación. Las posibilidades expresivas, que proporcionan los actuales sistemas de generación de imágenes por ordenador, se vuelven ilimitadas. La destreza técnica, la imaginación o la creatividad de los artistas serán los factores que acoten estas oportunidades.
Otra de las innovaciones más interesantes está en los trabajos concebidos para ser reproducidos utilizando los medios electrónicos. Como ocurre con el Net art, que reúne obras de arte interactivas realizadas para exhibirse bajo los dominios de Internet.
Esta interactividad le suma un nuevo valor al producto artístico al reclamar al espectador que participe de forma activa e individual. Con la llegada de la realidad virtual, adquiere otra dimensión. Lo virtual maximiza el arte interactivo fabricando, por ejemplo, mundos imaginarios abiertos al espectador que no están forzados a seguir nuestras leyes físicas. En este campo, por los altos valores estéticos que presentan algunos videojuegos son considerados formas de expresión artística.
El Software art es otro testigo del cambio de mentalidad que plantea el arte digital. Supone que el propio software es una construcción artística en sí misma y no sólo un instrumento.
A través de la relación entre arte y tecnología se han desarrollado nuevos productos artísticos, como imágenes y esculturas digitales, software o productos virtuales. El arte ha conseguido, así, nuevas capacidades de expresión.
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