Nos llenamos la boca con la palabra «libertad», pero pocos saben qué significa realmente. Se puede vivir en un país presuntamente libre y ser las personas más sumisas, seguir los dictados de la masa para difuminarnos en ella y seguir creyendo, después de todo, que somos libres.
Obstruir lo convencional, poner un muro a lo políticamente correcto y respirar aire limpio de polución consumista, así se teje una vida un poco más libre, así se puede hacer arte fresco e imaginativo. Como el de Silvia Raquel Bregar, una artista (libre) que vive su sueño de dedicarse por entero a la creación desde que llegó a Mallorca hace casi 10 años.
Compradoras compulsivas
Ese es el título que la artista argentina da a una de sus colecciones en la que aparece el sustancioso cuadro Las blogueras: seres altivos, peros grises y anémicos que estiran el cuello para cazar la última tendencia mientras computan los ‘me gustas’ de sus perfiles en redes sociales.
Silvia Raquel exhibe en este lienzo algunos de los elementos que podemos encontrar en buena parte de sus obras: libertad compositiva, eclecticismo a nivel de estilo y temática variada. O dicho sin rodeos: hace lo que le apetece y cómo le apetece.
Cuando empiezan, a muchos artistas les entran las prisas para encontrar un estilo propio y dar la campanada en el siempre endogámico mercado del arte. La artista argentina no tiene ese conflicto, no necesita convencer a nadie de su arte, nada más que a ella misma.
A nosotros también nos convence Alta Tensión, otra obra de la colección, un lienzo con pintura acrílica que es toda una explosión de color y collage.
Mensajes y ciudades
En 2013, Silvia Bregar expuso su colección Mensajes y Comunicación en la sala Raquel Forner del consulado argentino de Mallorca. A esta colección pertenecen obras como Ellas, trabajan la calle, otra obra de denuncia en la que el color, la textura y el collage vuelven a ser protagonistas. Y qué decir del estrépito cromático de Primavera: una lengua de color que atraviesa una superficie gris salpicada de garabatos blancos.
Más interesante, quizás por su concisión temática, resulta la serie Ciudades. La nostalgia y la ternura son las notas emocionales de estos cuadritos de pequeños formato en los que la argentina pinta acrílico sobre tabla y lienzo.
Es la propia Silvia Raquel la que prepara los soportes para «poder expresar con libertad la fuerza de las texturas». Esta riqueza táctil de algunas de las obras de la artista argentina es una de sus virtudes, como vemos en Ciudad 1 o Ciudad 2.
La pintora afincada en Mallorca también nos logra enternecer gracias a sus toques leves de color con los que diferencia las casitas de estos barrios que nos transportar a aquel tiempo, perdido para muchos, de tendales y ventanas, callejones y juegos.
Silvia nació en Chascomús, una pequeña ciudad de la provincia de Buenos Aires para luego acudir a la capital a estudiar. Estos amables cuadritos son una forma de rendir tributo a sus raíces.
Silvia Bregar, artista multidisciplinar
Aunque en los últimos años parece más volcada hacia la pintura, Silvia cuenta en su producción con esculturas, reciclaje y creación de mobiliario y otros objetos, e incluso arte digital, siendo fan reconocida del Photoshop, como ella misma reconoce.
Nosotros nos detenemos en su preciosa serie escultórica Atrapando el genio en la que la creadora argentina homenajea con sutileza e ingenio a varios de los grandes maestros de la historia de la pintura: el tutú y la bailarina de Degas, el reloj blando de Dalí, el grito de Munch, la sopa Campbell de Warhol… y la oreja de Van Gogh.
No cabe duda de que Silvia Raquel Bregar disfruta con lo que hace. «Nunca me detiene lo convencional, me siento con total libertad de expresión… por eso pinto». Sentirse libre para crear, todo un arte.
Te invitamos a visitar la galería de Silvia Raquel Bregar en Artelista.
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