Cuando en 1874 se realizó la primera exposición impresionista, nadie imaginó la trascendencia de lo que aquellos pioneros estaban fraguando. Monet, Pissarro, Sisley y compañía habían dado forma a un estilo que 150 años más tarde sigue siendo el preferido del gran público. El impresionismo ha calado tanto entre el público por su mezcla de colorismo, sensualidad, hedonismo y culto al instante, al «aquí y ahora».
En la serie de las estaciones de José María Ordeig cristaliza la luz, el color y lo fugaz que fascinó a aquellos primeros impresionistas. A través de pequeños campos de color, sutiles transparencias y degradados, el artista atrapa la calidad lumínica. Como en Otoño I, en el que la luz se filtra mágicamente a través de las copas de los árboles; una fiesta de color que linda ya con la abstracción.
Por supuesto, la pintura de José María Ordeig (Valencia, 1948) hunde sus raíces en el impresionismo, pero el pintor levantino muestra un mayor interés por las primeras evoluciones de aquella técnica pictórica.
En sus paisajes, detectamos el influjo del Cézanne obsesionado con el monte Sainte-Victorie. El Pico San Donato está construido con esos pequeños campos geométricos de color cezaniano que más tarde conducirían al cubismo. Pero Ordeig suaviza el color, sintiéndose más cómodo con las mezclas de colores más vivos y alegres, tal vez fruto de su herencia mediterránea.
Sierra de Leyre es otro festivo espectáculo de color, como Midi d’Ossau, en el que las tonalidades frías ganan ya la partida en las estribaciones del monte que también dominan la obra Del Tallón al Casco.
Paisajes urbanos
Las relaciones cromáticas son una de las principales preocupaciones de Ordeig. Todas sus colecciones pivotan en torno a las armonías de color, generalmente cálidas, como ya hemos apuntado. El pintor levantino ha tenido presente los hallazgos del divisionismo, de aquellos seguidores de los primeros impresionistas que se pusieron estupendos y decidieron que la pincelada debía ser «más científica» para lograr un mayor efecto de luz. Los colores no se mezclarían en lienzo, sino en el ojo del espectador…
En la preciosa obra titulada Castillo de Olite, Ordeig genera estás divisiones de color tan apreciables en las copas de los árboles de la zona inferior del lienzo. Así, el castillo parece flotar sobre algodones de colores generando un efecto delicioso. El propio castillo también está construido con esos cuadritos de color que ya habíamos visto en sus paisajes naturales o en la serie de las estaciones, unos toques geométricos que generan de forma certera una fantástica combinación de luces y sombras.
Figuras
No cabe duda de que la elección técnica de Ordeig ha sido clave para la forja de su estilo. La pintura acrílica sobre tabla genera estos impactos lumínicos y este festival de colores que en muchos casos es más expresivo que naturalista. Y a pesar de que los paisajes, tanto urbanos como naturales, se prestan mejor a esta técnica, el pintor valenciano muestra cada vez más interés por las figuras como en su serie sobre los Encierros. Residente en Pamplona, el arquitecto y profesor Ordeig no ha podido abstraerse de una de las festividades más conocidas del mundo y ha llevado sus geometrías de color al mundo del encierro. Resulta interesante como, al igual que en los paisajes, el pintor no manifiesta una intención mimética dejando la zona inferior de la tabla sin terminar para colocar su firma, como sucede en Encierro 3 o Encierro 4.
Retrato
El joven José María Ordeig simultaneó los estudios de Bellas Artes con el Bachiller y la carrera de Arquitectura. Una vez terminada esta última, se dedicó a la docencia y la actividad profesional a tiempo completo, dejando de lado la pintura, otra de sus pasiones. Desde 2011 ha retomado su pintura. Y un pintor que se precie, debe hacer sus pinitos con el retrato. Ordeig muestra cada vez más interés por este género, aplicando en él también su estilo de divisiones coloristas y lumínicas.
Mientras prepara su primera exposición, la producción de José María Ordeig crece año tras año, explorando nuevos motivos pero manteniendo las mismas coordenadas técnicas y estilísticas.
Te invitamos a visitar la galería de José María Ordeig en Artelista.
Me gustan mucho la crítica de David. Ha dado en el clavo.
Los cuadros de José María Ordeig son atemporales y a la vez muy cotidianos. Tienen la esencia del pintor que frente a lo que le rodea, sabe lo que le gusta: proyectar la madurez en la creatividad, la obsesión en el grado de perfección alcanzada. Enhorabuena!!
Es impresionante la evolucion de este artista para los que vimos sus comienzos.
Es fruto del trabajo intenso y constante en su faceta plastica e intelectual.
Efectivamente, roza la abstraccion!
Es una pintura q llama la atencion y te atrapa. De una primera ojeada piensas que ya lo has visto todo, pero luego te das cuenta de que hay muchos detalles para contemplar.
Se cumple de nuevo lo que Picasso acuñó: «la inspiración viene trabajando».
Creo que ambos se entenderían bien, es más, creo que Picasso estaría orgulloso de la tenacidad de Ordeig.
En efecto, como escribe David Rubio, los acrílicos de Ordeig se sitúan entre el impresionismo y el cubismo, pero este es un híbrido que solo puede cultivarse con una buena dosis de oficio; estos cuadros muestran ese oficio. Me interesaría poder ver más muestras de este pintor, aunque de momento sea a través de la Red. ¿Dónde podría verse en directo?
La pintura de José María Ordeig goza de una característica propia: es inteligible para cualquiera y su contemplación emociona por la sencillez, armonía y precisión con que maneja el color para captar el instante.
Es un gozo contar, a día de hoy, con artistas que, partiendo de una herencia muy clara (estoy totalmente de acuerdo con la crítica aquí expuesta, las obras de José María tienden puentes con aquellos maravillosos y revolucionarios ismos, especialmente con el impresionismo, el cubismo, ciertos toques de fauvismo, y más…), elaboran un estilo muy propio y por tanto individual, en el sentido de exclusivo, novedoso y particular. Sus paisajes,figuras, retratos… vibran, sorprenden y emocionan. Así da gusto. Enhorabuena José María, artista y amigo