El arte nunca ha carecido de sombras y, de hecho, como diría Rembrandt: «las sombras son lo único que posibilita la existencia de las luces». Tuvo que ser justamente uno de los genios del tenebrismo quién nos hablara a nosotros, amantes del arte, de los entresijos de una de las realidades más importantes de la historia; que no existe luz sin oscuridad. Y de oscuridades va justamente la historia de Erik El Belga, el mayor pirata de arte del siglo XX y una de las figuras más misteriosas hasta hace muy poco. Acompáñanos en un fascinante recorrido a través del tiempo y de las obras pictóricas de un ladrón de guante blanco, de un pirata de la belleza. Disfruta del arte.
Unas pinceladas imprescindibles para conocer al pirata del arte
La historia de Erik el Belga tiene mucho de cinematográfica debido a que este ladrón de arte que saqueó numerosas capitales españolas (Segovia, Palencia, Valladolid, Toro o Frómista) pasó a ser un colaborador en la recuperación de las piezas robadas mientras estaba en la cárcel Modelo de Barcelona. La manera de actuar de de Erik el Belga mostraba un refinamiento exquisito ya que contrataba a bandas de ladrones de la zona en la que quería robar por lo que él nunca estaba cerca del escenario del robo. También las compró, en algunos casos, a obispos o sacerdotes con ánimo de enriquecerse. Este ladrón que había nacido en el año 1940, se convirtió muy pronto en uno de los más buscados en todo el mundo.
Tras huir de la cárcel en Bélgica, regresó definitivamente a España debido a las escasas medidas de seguridad que había tanto en monasterios como en iglesias.
Después de dos detenciones, una de ellas tratando de robar en la catedral de El Burgo de Osma en Soria, y de una condena de 10 años en la prisión belga de Verviers de la que se fugó, fue encarcelado tras entregarse en España en 1982 y puesto bajo custodia de la cárcel barcelonesa. En ella demostró sus dotes de negociador. Lo había sido durante toda su vida pero, ahora, a la edad de 42 años ya se sentía demasiado mayor, demasiado cansado como para continuar con esa carrera.
Castilla y León fue la región en la que tuvieron lugar un mayor número de robos. Esto tenía que ver con la gran riqueza patrimonial y la despoblación de muchas de las localidades en las que se encontraban las obras de arte eclesiástico, completamente desprotegidas. También fue el caso de La Rioja, Cataluña, Navarra o Aragón.
Tras la recuperación de más de 1500 obras en un periodo de apenas tres años recibió la libertad condicional –concretamente en 1985– y se instaló en Málaga en dónde todavía reside. Su obra autobiográfica Por amor al arte se ha convertido en una de las más comentadas de los últimos años en los círculos artísticos.
Erik el Belga: las obras pictóricas de un ladrón de guante blanco
Mucho antes de que muchos de nosotros llegáramos a este mundo, este bandolero nacido en la pequeña localidad belga de Nivelles ya había robado cerca de 6000 obras de arte. ¿Sorprendente?
- Aún lo será más conocer que fue quién robó las tablas de Berruguete de la Iglesia de Santa Eulalia de Paredes de Nava (Palencia). Lo hizo con su modus operandi habitual; a través de una banda de ladrones locales. Y es que Erik nunca se veía implicado. Junto a esta obra, Erik el Belga robó la Silla de San Ramón, entre otras muchas y fue partícipe de innumerables sustracciones.
- Las obras de Arte Sacro de la Catedral de Santa María de Calahorra fue diferente: fue el obispo Abilio del Campo y de la Bárcena, anteriormente citado, quién le vendió un gran número de obras.
Falsificador: la cara oculta de Erik el Belga
Según afirmó en una entrevista Erik el Belga, actualmente hay obras suyas en once museos de Alemania y en muchos de América. Contó que hasta 60 obras de Corot que se encuentran en museos americanos fueron pintadas por él. De hecho, asegura que «Corot pintó 2.000 cuadros mientras que en los museos americanos hay 2.600 cuadros de él, como mínimo«.
Obsesionado con La Gioconda del Museo del Prado que, según sus palabras, es mucho más impresionante que la original del Museo de Louvre y, de hecho, asegura que es falsa también la del museo parisino. Habla en su autobiografía, además, acerca de algunas obras que fueron especialmente interesantes para él. Fue el caso del retablo de San Miguel de Aralar, de más de dos metros de largo. En todos estos ejemplos descubrimos a un ladrón de guante blanco versátil que, a un nivel colateral y casi irónico, consiguió que más de un millar de obras de patrimonio artístico y cultural no se perdieran.
Fuera como fuese, este saqueador se convirtió en un maestro del arte o, al menos, de la determinación de lo que es y no es arte.
«He salvado miles de obras de arte que se estaban pudriendo y que ahora están bien calentitas. He dado a conocer el patrimonio español en toda Europa» (Erik, el Belga).
¿Te ha interesado?¿Conocías ya a esta figura del siglo XX? Si quieres descubrir más curiosidades artísticas y adentrarte en los recovecos de las galerías del arte, conoce «La trampa del as de diamantes (De la Tour)«. ¡Comenta y comparte tus impresiones artísticas!
Comentarios recientes