Nací en Madrid en el año 1960 y he realizado a lo largo de mi vida diversos estudios y actividades, todos ellos muy dispares y que nada tienen que ver entre sí, pero siempre creo haber tenido una visión creativa y artística de todo lo que he ido haciendo aunque no fuese el arte y la pintura. Creo que el artista lo es en sí mismo, desarrollando cualquier actividad y en cualquier momento y circunstancia. Es por ello que me defino como multidisciplinar y polifacético, pues en el arte como en la vida hay tiempo para probar y compaginar muchas materias. He trabajado a lo largo de mi vida entre otras cosas, como diseñador industrial, profesor, entrenador de baloncesto, fisioterapeuta y por supuesto la pintura. Han sido oportunidades y circunstancias que se ofrecen en el trayecto de la vida y que me han reportado mucha satisfacción, pero en el fondo subyace un denominador común extraño, que es, como interpretar la propia vida. Yo tengo mi propia visión de lo que me rodea y del mundo y lo expreso en cada cuadro. Aunque a veces interpretarlo depende de cada espectador. En este sentido, debo decir que quienes me conocen personalmente, no siempre asocian mi obra y mi persona como una unidad.
¿Cuándo y por qué empezaste a pintar?
Pues empecé en la pintura con 17 años, animado por un tío que pintaba y que me regalo un caballete. No se podía desdeñar semejante cumplido y hasta ahora he mantenido la actividad artística, aunque con altibajos. Anteriormente en mis estudios siempre destacaba en una asignatura que nos impartían y que se llamaba “dibujo artístico” y “dibujo lineal” y a mi particularmente me encantaba. Creo que tuve muy buenos profesores en esa época y supieron inculcarme no solo conocimientos sino también el gusto por dibujar y dedicar parte de mi tiempo de ocio a copiar los maravillosos dibujos de los cómics de la época.
¿Cómo crees que deben ayudarse una galería y sus artistas?
Difundiendo el arte y comercializándolo y haciéndolo accesible a todo el público. El arte debe ser un bien de consumo generalizado, no es un lujo. Y tanto galeristas como artistas tienen derecho a poder vivir de su trabajo y ser reconocidos como un elemento valioso dentro del acceso a la cultura por parte de la sociedad. Aunque debo decir que en el momento actual habría que considerar una actualización o reconversión inclusive, en cuanto a la manera de hacer llegar la obra de un artista al público. Las nuevas formas de relacionarnos en las redes sociales y la cada vez más acentuada globalización de la información, me hace pensar que todo se queda obsoleto. Hay que pensar en nuevas estrategias y formas para que la galería sea un instrumento válido y eficaz de cara a la comercialización del arte.
¿Qué consejo darías a aquellos artistas que empiezan a mostrar su obra?
Valor y quitarse complejos. No hay que tener miedo ni a la crítica ni al rechazo. Hay que ser constante y mostrar el trabajo sin tapujos y con franqueza. Creo en la constancia y en la perseverancia como la única forma de llegar a conseguir objetivos concretos dentro de este mundo tan complicado y complejo. Afortunadamente cada vez es más fácil y menos arriesgado el lanzarse a este ruedo, aunque algún revolcón es inevitable.
¿Cómo vendiste tu primera obra? ¿Hay alguna con la que sientas una mayor conexión?
Yo tardé en verme como artista profesional, pero el interés y los comentarios de algunos amigos me animaron a empezar a vender mi trabajo y han sido mis primeros compradores, después llegaron las exposiciones, las galerías y las ventas por Internet.
No tengo especial predilección por ninguna obra, aunque algunas han sido puntos de inflexión en mi estilo. Creo que mi evolución es muy acelerada, a veces hasta la siento vertiginosa y noto los cambios en mis etapas claramente. Fueron claves en la evolución Mujer y chelo, El autor ante la encrucijada y Otoño, donde se aprecian claramente los cambios de estilo y la manera de enfocar el trabajo. Y lo curioso es que no hay tanta diferencia cronológica, pero sí de estilo, técnica, temática y composición.
¿Qué es el arte para ti? ¿Qué papel juega en tu vida?
Es mi parte creativa y mi conexión con mi parte subconsciente y desconocida. Entiendo el arte como la necesidad de interpretar la realidad que vivo. En mi caso utilizo medios plásticos. Ahora mismo siento que es mi tarea cotidiana, mi rutina, la cual realizo con agrado y que no tiene ni horarios, ni días de descanso por que no me cansa.
¿Cuáles son tus fuentes de inspiración? ¿Te identificas con algún otro artista?
No tengo fuentes de inspiración, más bien obsesiones o ideas. Dentro de la abstracción intento partir de un concepto o una idea que se va desarrollando a medida que avanza la obra. Ahora mismo no tengo referencias de otros artistas, pero he pasado por muchas influencias de otros pintores. Procuro ver de todo, tanto en exposiciones como a través de la red, que aunque desvirtúa muchas veces, sirve para despertar el interés de verlo físicamente.
En tu proceso creativo, ¿tienes alguna costumbre, práctica o manía que sea peculiar o curiosa?
Creo que no, quizá la observación, o la contemplación más bien, pues paso mucho tiempo contemplando como avanza la obra. Lo cierto, es que cada vez soy más práctico y menos obsesivo. Me siento más libre y más seguro a la hora de transgredir con mi trabajo cualquier regla establecida y me gusta esa sensación.
¿Has realizado alguna exposición últimamente, qué puedes contarnos? ¿Tienes algún proyecto nuevo en mente?
Soy muy perezoso a la hora de exponer, aunque es muy necesario hacerlo de vez en cuando. Casi prefiero alguna colectiva y dejar las exposiciones individuales con más espacio de tiempo. Tengo algo en mente que espero que sea no muy tarde pero que prefiero no comentar por si se frustra.
Podrías recomendarnos:
Un artista: Matisse.
Una obra: Nighthawks de Edward Hopper.
Un libro: La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca.
Una película: Vértigo (De entre los muertos).
Muchas gracias.
Te invitamos a visitar la galería de Florez de Uria y la crítica de Artelista.
Comentarios recientes