El término vandalismo fue acuñado en plena Revolución francesa por el obispo constitucional de Blois, Henri Grégoire, en referencia a la destrucción irracional del patrimonio artístico. En este sentido, muchos de los atentados que se producen contra el arte están relacionados con la salud mental del infractor. El caso más famoso ha sido el del alemán Hans- Joachim Bohlmann (1937- 2009) que entre 1977 y 2006 destrozó más de 50 obras de arte, entre ellas, varios cuadros de Durero, Rembrandt, Rubens, Cranach el Viejo, incluido su retrato de Lutero, y El pez dorado (1925) de Klee, causando daños por un valor superior a los 130 millones de euros.

Según los informes de la policía, solía utilizar un spray de ácido sulfúrico que accionaba de manera sistemática en los ojos de los personajes representados en los lienzos contra los que arremetía. Él es el protagonista del cuarto capítulo de nuestra serie sobre los casos más célebres de falsificaciones, atentados y robos de la historia del arte.

Hans- Joachim vivió una infancia y adolescencia marcadas por las consecuencias de la Guerra, a lo que se sumó una complicada situación familiar y frecuentes episodios de estrés. Desde los diecisiete años, fue ingresado en varias ocasiones en hospitales psiquiátricos por depresión, ansiedad, tendencia suicida, impulsos incontrolables y pensamientos compulsivos.

Banquete del gremio de los Ballesteros en la celebración del Tratado de Münster. 1648. Bartholomeus van der Helst

Banquete del gremio de los Ballesteros en la celebración del Tratado de Münster. 1648. Bartholomeus van der Helst

A los 32 se casó y consiguió mantener el mismo trabajo durante algunos años. Sin embargo, en 1973, fue despedido, al manifestar claros síntomas de una enfermedad psíquica, y le fue asignada una pensión. Al año siguiente, fue sometido a una neurocirugía que introducía electrodos en el cerebro para eliminar pequeños elementos en las zonas seleccionadas. Una valoración posterior determinaría que la cirugía había alterado radicalmente su comportamiento, aumentando su agresividad.

Desde entonces, se dedicó a estudiar a los grandes maestros de la pintura y acudía con frecuencia a museos acompañado de su mujer, convirtiéndose el arte en la gran pasión de ambos. En marzo de 1977, su esposa se cayó de una ventana mientras limpiaba. Murió pasados cuarenta días a causa de las heridas. Hans- Joachim no pudo soportar esta situación y, promovido por un sentimiento de ira y venganza, cometió su primer atentado contra una obra de arte. Él mismo confesó que la pérdida de su mujer le llevó a odiar lo que tanto había unido a la pareja y había contribuido a que mejorase su enfermedad: el arte. Y, aún más, que se sentía aliviado cuando destruía aquello que los demás apreciaban.

Comenzó así su frenética marcha por galerías, iglesias y palacios, de hasta ocho ciudades alemanas, esperando el descuido de los vigilantes para desahogarse con lo que para el resto era motivo de placer. En poco menos de seis meses, dañó otras 23 pinturas. Finalmente, fue internado en el Hospital Psiquiátrico de Múnich y, tiempo más tarde, en Hamburgo.

Consiguió escaparse en dos ocasiones poniendo en alerta a museos de toda Alemania. Las dos veces regresó de manera voluntaria. En 2005, el Tribunal Regional de Hamburgo consideró que no estaba justificado que permaneciera encarcelado más tiempo por vandalismo y le concedió la libertad condicional, prohibiéndole, eso sí, entrar a cualquier museo.

Un año después, en junio de 2006, perpetró su último atentado contra una obra de arte. La víctima fue Banquete del gremio de los Ballesteros en la celebración del Tratado de Münster (1648), una pieza maestra de Bartholomeus van der Helst, ubicada en el Rijksmuseum de Amsterdam, sobre la cual arrojó líquido inflamable para luego prenderle fuego.

En su último juicio, los expertos concluyeron que la cirugía practicada años atrás había provocado una interacción negativa y que su responsabilidad por los crímenes era limitada. En 2007, le diagnosticaron cáncer de pulmón. Recibió quimioterapia en el Hospital Penitenciario de Scheveningen y fue puesto en libertad en junio de 2008. Meses después, murió en Hamburgo.