«No caiga en la tentación de pintar simplemente un perfil para después rellenarlo». Reza una de las primeras lecciones que el neófito pintor de acuarelas anota en su cuaderno. Y escribe dentro de él, a toda prisa, un completo recetario de formulaciones, contrastes y consejos aplicados desde tiempo inmemorial por los expertos. Poco más tarde, olvida el cuaderno. Poco más tarde, pierde el cuaderno. Y en su neófito extravío, otro novel paseante encuentra de nuevo el cuaderno. Y lo abre. Y allí siguen. Consejos y técnicas para pintar acuarelas.
La acuarela es un medio ideal para plasmar todo tipo de objetos, desde un cielo plomizo de tormenta hasta el tono pasional de una petunia furibunda. De modo que no resulta extraño que muchos de los artistas la elijan como su primera opción. Incluso la más torpe infancia ha disuelto pigmentos en el agua y los ha extendido después sobre el papel. Ya de adultos, el acto nos provoca cierto rechazo si nunca hemos sido capaces de producir imágenes aceptables a ojos de los demás. La decepcionante afección sentimental de la experiencia del sobrecargo.
Lección 1: el color. El dominio del color es crucial si se pretende triunfar como artista de acuarelas. A muchos les sorprende comprobar que sólo se precisa un pequeño número de pigmentos en la paleta para producir una amplia gama de colores. Sin duda, la mejor forma de familiarizarse con el amplio repertorio de efectos y tonalidades que la acuarela nos ofrece es tomar unas cuantas hojas de papel y dedicarse simple y llanamente a pasarlo bien haciendo experimentos. Conviene descubrir que la pintura posee de por sí una belleza inherente como vehículo de expresión, independientemente de que consiga o no crear imágenes reconocibles.
En primer lugar, es importante aprender a manejar el exceso de líquido o “depósito” que se acumula en la parte inferior del papel tras cada pincelada. Esta es una regla fundamental para dominar el flujo de la pintura, un requisito indispensable si se pretende desarrollar esta técnica. Asimismo es aconsejable evitar unas pautas anotadas en el papel, al menos en las primeras tentativas de acercamiento, puesto que abordar la acuarela sin esquema previo estimula la manipulación expresiva del pincel.
Lección 2: la mezcla en dosis recomendadas. Para conseguir un compuesto heterogéneo, en la acuarela se dispone de la técnica conocida popularmente como “húmedo sobre húmedo”. La cual consiste en aplicar el segundo color adyacente y en contacto con el primero con anterioridad al secado de aquél. En el caso de que no desee que los colores se precipiten por vertido, espere simplemente, esta vez sí, a que se sequen. Por otro lado, queda disponible la técnica del “corrimiento”, en la que se pinta primero la figura con agua limpia y después se aplica el pigmento, que se desparrama con la facilidad que le reporta la humedad aplicada.
Además de estas dos, la de “húmedo sobre húmedo” y la de “corrimiento”, dispone también de la conocida como “de añadido”. En ella, el agua se aplica con posterioridad sobre el pigmento, lo cual confiere cierta dimensión a la figura resultante. Deja así la composición de parecernos plana a la vista, produciendo un borde oscuro que reporta cierta tridimensionalidad o profundidad en el perfil de las figuras. Si el objetivo es conseguir que dos colores no entren en contacto pero se complementen, pueden dejarse pequeños espacios en blanco entre ellos. El ojo humano tenderá a juntarlos.
Lección 3: las formas. Para explorar la creación de formas mediante la acuarela existen dos métodos distintos. El primero emplea la teoría del círculo cromático. El segundo se produce por levantamiento y superposición. El círculo cromático supone un sistema muy adecuado para distribuir los distintos colores del espectro. Siguiendo una máxima muy sencilla: “por arriba del círculo para aclarar, por debajo del círculo para oscurecer”. Ello nos permite seleccionar colores del círculo para crear objetos claros y oscuros sin que ello reporte pérdida de la pureza del color. En este método es necesario manejar, con precisión, eso sí, la técnica “húmedo sobre húmedo”, anteriormente citada. Los colores llegan a combinarse de esta forma manteniendo sus rasgos distintivos. Respecto al segundo método, se logra un final similar por un camino distinto. Es el método de levantamiento y superposición. El cual abordaremos en otra ocasión pues se nos agota el tiempo.
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