El artista gaditano diseña un recorrido pictórico por las calles, la tradición y la cultura de su ciudad natal. Fernando Benítez Gabriel (Cádiz, 1973) compone escenas costumbristas que permiten al espectador conocer los rincones de Cádiz a través de sus lienzos. Sitios populares, esquinas íntimas, vistas desde la orilla del mar o panorámicas infinitas.
La ciudad andaluza combina muchos ritmos, aunque guarda esencia flamenca. Benítez Gabriel rinde homenaje a ilustres de este género, como Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, en retratos llenos de contrastes lumínicos. Los mismos que quedan retenidos en la exquisita corporeidad de sus desnudos, los cuales desvelan su otra dedicación, la escultura.
Pero Cádiz resuena, sobre todo, por el eco de su Carnaval. El pintor gaditano confecciona interpretaciones de esa realidad carnavalesca, de las máscaras, de las chirigotas. Y crea, además, su propia crítica social en sátiras pictóricas que denuncian los abusos del poder político o la desidia ante lo ilícito.
Sus lienzos viajan a Cuba, Montevideo o Marruecos. Reuniendo en su obra, al igual que Cádiz en sus calles, diversos acentos y acercando, así, formas de otras culturas.
El artista andaluz resuelve sus creaciones mediante una rica gama cromática, evocadora de la vida gaditana. Lo hace empleando sustanciosas pinceladas realistas a las que impregna su estilo, mezclando marcados contornos con trazos más sueltos.
Benítez Gabriel ha seguido un proceso formativo autodidacta, aprehendiendo la vocación artística desde la infancia en el taller de su padre, el escultor gaditano Nando. Influencia que recoge en su producción, así como la adquirida del maestro ilicitano Antonio Torres Brú.
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