Los más viejos del lugar quizás recuerden cuando solamente los marineros y los exconvictos llevaban tatuajes. Que una persona que no fuese un lobo de mar o hubiese pasado por la trena llevase un tatuaje no prometía nada bueno: como mínimo, cambiarse de acera. Pero ahora todo ha cambiado. Tu tía Paca se ha hecho un tribal y algún que otro ministro luce tattoos en zonas más o menos inconfesables. El tatuaje se ha democratizado tanto que se ha hecho cada vez más difícil innovar con el arte epidérmico.
Como suponemos que nadie en su sano juicio tiene pensado ya hacerse una estrella en un codo o su nombre en ideogramas japoneses detrás de la oreja, hemos pensado que una manera de encontrar ideas nuevas puede ser llevar el arte en mayúsculas a la piel. Hablamos de obras que están en museos y que ya están llegando a pies, manos, brazos y otras zonas un poco más cosquilleantes del cuerpo.
Comenzamos nuestro recorrido cutáneo por una mano que hubiese hecho emocionarse a Edvard Munch. Inspirado en los rostros femeninos del expresionista noruego, este tatuaje en negro merece un lugar de honor en nuestra lista. Pero si lo tuyo es algo un poco menos trascendente o simplemente prefieres un rostro con los ojos abiertos nos vamos a este pie colorido que muestra una de las caras del famoso pintor pop Roy Lichtenstein.
Seguimos en Estados Unidos pero retrocedemos unos años en el tiempo para degustar uno de los tatuajes más originales y atrevidos esta lista. Seguro que algunos lo confunden con la escena de un asesinato, pero no: este tattoo se inspira en el dripping de Jackson Pollock combinando negros y rojos que recorrer todo el brazo de este individuo.
Y dónde hay un Pollock tiene que haber un Rothko. El reverso metafísico del dripping son los campos de color del expresionismo abstracto estadounidense que contribuyó decisivamente a desplazar el centro del arte de vanguardia mundial de París a Nueva York.
Con tanta abstracción más o menos densa nos han entrado ganas de volver a la figuración. Y no podemos obviar en esta selección de tatuajes artísticos una de las obras más buscadas entre aficionados a este arte epidérmico: El beso de Gustav Klimt. Como La noche estrellada de Van Gogh es uno de los cuadros que más veces han sido requeridos en los estudios de tatuajes.
Y tampoco queríamos olvidarnos de otro clásico: La gran ola de Kanagawa, una de las ilustraciones más famosas de la historia del arte que también decora la piel de dos o tres personas en el planeta.
Pero para original, este último tattoo de nuestra lista. ¿Te tatuarías un urinario? Tal vez si está firmado por R. Mutt alias Duchamp… Una de las esculturas más famosas del siglo XX también puede ser un buen tatuaje, ¿no? Aunque a tu tía Paca, la del tribal, esto ya le parezca too much…
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