Arco 2015 clausura sus jornadas con un balance positivo y esperanzador. Parece que la recuperación ha llegado para quedarse y, aunque en esta 34º edición aún se siguen mostrando las cicatrices de la crisis económica, al sector ya le empiezan a salir las cuentas.
Este año, la feria madrileña se vuelca en el arte procedente de Latinoamérica. La asistencia de Colombia como país invitado refleja la mirada que el sector lanza hacia el continente americano y la oportunidad de futuro inmediato que advierte en él.
En cuanto a las propuestas vistas en Arco, en esta ocasión, los artistas han recurrido al riesgo y a la sorpresa en sus creaciones. La pintura, como es habitual, es el medio dominante en la feria. A la cita acuden nombres históricos como Picasso, Miró o Basquiat, entre otros. Precisamente de Jean- Michel es una de las obras de mayor importe: 2 millones y medio de euros.
Por su parte, fotografía ha habido menos de lo acostumbrado. En esta disciplina, destaca el mural que confecciona el español Daniel Andújar y en el que establece una relación muy estrecha entre Internet, el capitalismo y el mundo de la droga. Lo que sí ha tenido mayor presencia en Arco 2015 ha sido el vídeo y la escultura.
Un magnífico ejemplo de esta última es la monumental obra de la alemana Katharina Grosse de dos cuerpos, uno de aluminio y otro, un tronco, que convergen en un estallido de color. También sorprende la inquietante escultura de una muñeca rodeada y atada a huesos que retrata la intención con la que su autor, el estadounidense Jimmie Durham, pretende ir contra lo establecido y romper con el lenguaje lineal. O la escenografía que el español Enrique Marty monta para sus figuras humanas desnudas en actitud amenazante. En la misma línea rompedora, despunta el trabajo del colombiano Jorge Magyaroff que se mueve entre el accidente y el incidente, transformando en materia artística sus brochas y botes de pintura.
Más figuras humanas, esta vez en led. Son las coloridas piezas de gente que simplemente va andando y hablando por el móvil del inglés Julian Opie. Este es uno de los muchos testigos que encontramos en Arco de arte digital y que certifican que está de moda.
Volvemos al arte latinoamericano para señalar la producción de artistas que van convirtiéndose en habituales como el brasileño Ernesto Neto, quien exhibe sus impresionantes estructuras colgantes tejidas. O los siempre sugerentes resultados ópticos del venezolano Carlos Cruz- Diez.
El punto subido de tono lo podemos descubrir en los finos bordados hechos a mano de la colombiana María Alejandra Garzón, conocida como Suntuosa Vulgaridad, con los que reivindica sin tapujos el universo sexual de la mujer. O, quizás, en la obra de la española Pilar Albarracín que compone una especie de mandala integrando cincuenta bragas rojas.
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