Antonio Alcón Vera apuesta por la emoción como el elemento indispensable en su obra. Se entrega a su pintura con pasión demostrando en cada pincelada lo que anhela transmitir con ella. Precisión, expresividad y gusto por el detalle son algunas de las características más destacadas de sus piezas.
La combinación cromática con la que Antonio Alcón Vera (Barcelona, 1938) trabaja y la maestría de su trazo a la hora de dibujar hacen que se multiplique la presencia visual de sus composiciones. Autorretratos, mujeres, paisajes rurales y escenas de la vida urbana son los temas que más suelen llamar la atención del artista catalán que, además, da un salto continental para sumergirse y explorar las peculiaridades de la cultura japonesa.
En cualquier caso, crea obras que saborean la esencia impresionista de buscar y recalcar las condiciones cambiantes tanto atmosféricas como de ánimo, las cuales dan el significado último a la creación artística. De esta manera, sus lienzos parten de una realidad pintada con precisión que sugiere al espectador que indague en el valor oculto que puedan esconder los detalles.
En este sentido, el color juega un papel fundamental, pues, a través de él consigue materializar tanto aquellos matices que más tienen que ver con impresiones subjetivas como los que están más cerca de la representación fiel de la realidad. Amarillos, verdes y azules determinan composiciones ricas en detalle y de una placentera armonía. En definitiva, se trata de piezas que producen un profundo bienestar en el espectador y que conectan rápidamente con él.
Antonio Alcón Vera cursó estudios de dibujo y pintura en Escuela Da Vinci, así como cursos avanzados en el Cercle Artistic de Sant Lluc y Real Círculo Artístico de Barcelona. Asimismo, ha expuesto su trabajo en Barcelona, Huesca, Sevilla y, a nivel internacional, en París.
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