Le conocí tarde y por casualidad, en una de esas visitas a museos sin ningún sentido ni dirección. Yo no había pasado del primer cuarto de mi vida y parte de su obra se exponía en San Cristóbal de la Laguna. Se notaba que esa exposición tenía que ser de alguien conocido, famoso. El Cabildo no se toma tantas molestias con cualquier hijo de vecino como lo hizo en aquella ocasión. Así es como entré en esa primera visita a la mente de este niño con alucinaciones tísicas, de este genio con una compleja mente que por suerte había caido en una familia rica y liberal. No es casualidad que la genialidad en España sea oligarca y de buenísima posición. Aquí más que en ninguna otra parte, el arte no da para comer.

Antoni Tàpies
© Galerie Lelong, Paris — Fabrice Gibert

Un breve apunte a la infancia de Antoni Tápies y otras notas sin importancia

Por suerte para todos nosotros, Tápies nació en una de esas familias y también por suerte nunca entró en ningún taller ni academia en el que le enseñaran los vicios del narcisismo pictórico. Desde los 11 años fue por libre. No extraña en absoluto. Cuando ves por primera vez su obra lo que visualizas son cuadros con una irracional familiaridad, como si cualquiera fuera capaz de hacer eso pero sin que nadie se haya puesto manos a la obra para desafiar lo establecido. Así me sentí en esa exposición aquel 10 de Mayo de 2012 que no se va de memoria ni a pedradas. Porque ese era Tápies. Una pedrada. Un artista al que le dimos exactamente igual todos, del mismo modo que nos ignoraría nuestra querida madre cuando paseábamos por su casa como si fuera nuestra. Es justamente esa familiaridad la que me ha conducido hasta aquí, hasta este pequeño homenaje a un artista al que no todos entendieron (sospecho que ni siquiera quienes le laudearon).

Fundació Antoni Tàpies, en el Carrer d’Aragó de Barcelona
En la parte superior, la escultura Núvol i cadira de Tàpies. (por mpeinadopa)

El artista que no estudió pintura pero sí a Niezstche

Si estáis buscando una biografía al uso quereís conocer la obra de Tápies en un sentido analítico, podéis consultar la información de la Fundación Tápies. Mi ambición no es tal y no creo tener la autoridad suficiente como para juzgar a un artista, más aún a quién ha conseguido lo que muy pocos. Tápies alzó su arte sobre tres cimientos; uno era Cataluña, otro la pintura matérica y un tercero fueron unas influencias nada pictóricas. Porque él fue autodidacta en esto. Si que se embebio, sin embargo, de la música de Wagner y de la escritura de Nieztsche, tambien del psicologico y oscuro Dostoievski. A diferencia de otros artistas pictóricos, tenía un gran abanico de aficiones culturales que trascendían la pintura. Puede que esa fuera la chispa que su obra necesitaba para ser tan única, tan alejada de las de otros que le habían precedido.


Ese “informalismo”, como acertaron a calificar en su obra, consistía básicamente en hacer lo que le diera la gana, con cualquier material y método. Era la libertad que consiguió que esta corriente artística ya no fuera una corriente nunca más. ¿Qué corriente, qué masa puede volar en diferentes direcciones? Era el caos. Y de ese caos, otros muchos extrajeron el meollo y lo dieron a conocer al mundo a través del diario Dau Al Set que compartía nombre con el propio grupo artístico surgido en Barcelona en 1948. Como ya había hecho André Bretón, años atrás, al calificar la corriente a la que pertenecía a través del Manifiesto Surrealista, ahora la pintura trascendía las barreras de lo aceptable para ser lo que el pintor y el espectador quisiera que fuera. Tápies vivió bajo la máxima de que “una obra de arte debería dejar perplejo al espectador, hacerlo meditar sobre el sentido de la vida”. No sé muy bien si logró que fuera sobre el sentido de la vida pero desde luego que nos devanamos los sesos cada vez que contemplamos una obra suya. Y puede que cuando esto pasa, cuando un espectador observa uno de sus cuadros con un rostro imposible de definir, con esa mueca de “¿Me estás tomando el pelo?”, el se sonría desde el otro lado murmurando; “El sentido de la vida, amiga, el sentido de la vida”.