Son blancas y mullidas, con grandes ojos rosados y, a veces, con una crin azul y un diamante rosado en la cabeza. Se deslizan en entornos enigmáticos, risueñas y lujuriosas, pero sin rechazar la sangre, si la ocasión se presenta. Se llaman iffas y han aterrizado en nuestra imaginación para mostrarnos el vínculo entre lo feo y lo bello, esas dos categorías estéticas que están tan lejos y tan cerca.

«Blood & serum, beauty & terror»

No es un disco de Red Hot Chili Peppers, sino el título de la serie que Paula Avalos, alias Iffa Terrorgarden, ha buscado para la serie que lleva pintando desde 2015 y que protagonizan estos seres imaginarios.

Desove, Iffa Terrorgarden

Desove, Iffa Terrorgarden

Seres que se reproducen como en el óleo sobre lienzo titulado Desove. El contraste entre la deslumbrante piel de la iffa, la rugosidad de la piedra y la atmósfera tormentosa nos abren un mundo cargado de misterio y de naturalezas muy vivas. La iffa, siempre segura de sí misma, hasta cuanto desova, se mueve con gracilidad en un ambiente tenebroso, plagado de serpientes y murciélagos con un volcán en erupción y una  misteriosa mansión tras las flores.

Old Dead Iffa, Iffa Terrorgarden

Old Dead Iffa, Iffa Terrorgarden

Seres que también mueren como en Old Dead Iffa. Parte de la piel de la cabeza y del cuello se ha caído mostrando el cráneo y las vertebras. Pero el gran ojo rosado todavía parece escrutarnos mientras un escarabajo azul se ha quedado patas arriba. En este caso, la masiva presencia de la iffa ocupando casi todo lienzo, casi sin paisaje de fondo, y su posición en escorzo, nos muestra que esta bella criatura también puede ser inquietante…

Una venezolana en Mallorca

La joven Paula Avalos vive al borde del mar en Mallorca. Tal vez desde su ventana encuentre inspiración para los paisajes que domina su serie sobre las iffas. Nacida en Venezuela se enorgullece de su autodidactismo y se emparenta con el Lowbrow, un movimiento underground que enlazaba el mal gusto con la cultura pop y el cómic.

Reina e hijo, Iffa Terrorgarden

Reina e hijo, Iffa Terrorgarden

¿Pop? Sí. ¿Cómic? Desde luego. Pero no creemos que la obra de Iffa Terrorgarden sea de mal gusto ni que encuentre su razón de ser en la controversia. La joven artista venezolana está macerando su universo creativo, partiendo de la fantasía, la literatura gótica y el manga.

Experimento, Iffa Terrorgarden

Experimento, Iffa Terrorgarden

Antes de llegar a las iffas, Paula mostró sus credenciales con algunos dibujos como Reina e hijo (¿el rostro de la reina no parece una “iffa humana”?), el turbador Experimento o Desayuno con la plaga, obra marcada por el surrealismo pop y el sentido del humor lúgubre que también apreciamos en su serie sobre las iffas. Mientras toman café y cereales, estos chicos no parecen muy preocupados por la invasión de todo tipo de bichos gigantes que asaltan la cinta “Police line do not cross”.

Desayuno con la plaga, Iffa Terrorgarden

Desayuno con la plaga, Iffa Terrorgarden

Misterio entre flores y plenitud

“¿Por qué no pintas algo más alegre? En el mundo ya hay suficiente dolor y derramamiento de sangre”. Ya existen demasiados paisajes impresionistas ¿no? Iffa Terrorgarden no está dispuesta a ‘monetizarse’ y prefiere seguir dando forma a ese mundo misterioso de flores y plenitud, de sangre y suero.

Como en Aguaclara, un lienzo en el que la iffa se muestra como un cisne de boca sangrienta que está dispuesta a pelear con la serpiente por su presa despellejada.  O en “El jardín de las serpientes”, uno de sus cuadros favoritos y en el que podemos leer el nombre de la serie en una cinta.

En dicha serie, el realismo mágico de sus dibujos ha dejado paso un surrealismo pop emparentado con la estética del cómic y del manga. Sus obras parecen conectar sobre todo con una generación joven que ha crecido encerrada en habitaciones plagadas de figuras de acción, cómics que se leen al revés y novelas sobre los mitos de Cthulhu.

Aguaclara, Iffa Terrorgarden

Aguaclara, Iffa Terrorgarden

A sus críticos, Iffa responde: “Ellos me malentienden, en mis cuadros hay alegría y frondosidad, pero siento que no soy hipócrita con la realidad, con las partes de la vida que quisiéramos aparentar que no existen”.

La artista venezolana ha conseguido que sus iffas existan, que se reproduzcan  y que mueran para volver a nacer. Ya las hemos visto en La Nit de L’Art, exposición que tuvo lugar en septiembre de 2015 en Mallorca. Y juraríamos que una iffa nos guiñó uno de sus enormes ojos…

 

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