En el capítulo anterior, Las Wunderkammern y los Gabinetes de Historia Natural, descubríamos dos espacios coleccionistas muy particulares, centrados en el estudio del mundo natural desde un punto de vista científico. También habíamos visto las tipologías coleccionistas del cortile arqueológico y la galería, que acabarán culminando en el Gabinete de Pintura que conoceremos a continuación.
Durante el s. XVI, los grandes coleccionistas se centraron en disputarse los restos grecoromanos que se iban desenterrando, y eso no significa que no tuvieran interés en la pintura, sino que su compra suponía un acto de mecenazgo, no de coleccionismo, puesto que adquirían pinturas de artistas coetáneos. Con el tiempo, el artista fue perdiendo su condición de artesano y, gracias a publicaciones como Las Vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos (1550) de Giorgio Vasari, se conocerá la historia de estos artistas renacentistas y nacerá en el s. XVII un interés coleccionista hacia dichas obras. Los agentes (marchantes, anticuarios, o incluso artistas), se dedicarán a encontrar y comprar estas obras para sus clientes, quienes las expondrán en una tipología arquitectónica concreta: el Gabinete de Pintura o Galería de Pintura.
Nacerá también un género pictórico, las escenas de gabinete, que ilustrarán como eran estos espacios y nos mostrarán escenas en las que el propietario de la colección atiende a sus invitados y les enseña sus obras. La actitud de estos personajes siempre será de estudio, análisis y debate acerca de las obras que están viendo.
La obra de Stalbemt, Las ciencias y las artes, ilustra la transición entre los gabinetes de historia natural (ciencias) y los de pintura (artes). Inspirado en el interior de una casa nórdica, retrató un espacio que acabaría siendo un gabinete de pintura, pero que aún conserva elementos propios de un gabinete de historia natural, como una bola del mundo. Como decíamos, los personajes se encuentran en actitud de reflexión acerca de los elementos que se encuentran repartidos por la estancia.
Cornelis van der Geest (1577 – 1638) fue uno de los muchos que tuvo un gabinete de pinturas y que hizo que le retrataran en él. Esta pieza confirma lo que veníamos suponiendo, el coleccionismo artístico es una realidad y los hombres de estatus elevado deben conocer el Arte y deben ser capaces de discutir públicamente acerca de temáticas relacionadas con el arte. Era importante tener una interesante colección de arte. La gran mayoría de estos amateurs encargarán pinturas que ilustren su colección y, en muchas ocasiones será fácil reconocer las obras que vemos en estos gabinetes de pintura, ¿habéis reconocido alguna?
El Archiduque Leopoldo Guillermo de Habsburgo (1614 – 1662) formó a lo largo de su vida una colección de arte de una calidad excelente, especialmente de pintores flamencos e italianos (600 obras italianas y unas 800 de flamencas). Gracias a la ayuda de su pintor de corte, David Teniers el Joven (1610 – 1690), quién le consiguió la gran mayoría de estas obras. Realizó la compra de las colecciones enteras del Conde de Hamilton y del Duque de Buckingham, quienes cayeron en desgracia junto a Carlos I de Inglaterra, colecciones de las cuales hablaremos en el siguiente capítulo acerca de «Las Colecciones Reales y Aristocráticas en Inglaterra».
Leopoldo Guillermo encargó a Teniers la realización de una docena de obras que lo representaban a él en su galería. Estas piezas eran el orgullo de Teniers y el archiduque las mandaba a otros mandatarios europeos para hacer gala de la gran calidad de sus obras y de su riqueza artística. Hoy en día podemos ver en el Museo del Prado la que le mandó a Felipe IV. El grueso de la colección del archiduque Leopoldo Guillermo se puede encontrar hoy en día en el Kunsthistorisches Museum de Viena.
Esperamos que os haya parecido interesante descubrir estos espacios abarrotados de obras de primer nivel mundial, llamados gabinetes de pintura. Fueron los precedentes de los grandes Salones franceses y de la creación de los primeros museos públicos europeos. En el siguiente capítulo trataremos el coleccionismo real y aristocrático en la Inglaterra del s. XVII, de la mano de Carlos I.
Os animamos a dejarnos un comentario indicándonos qué obras habéis reconocido de entre todas las que se encuentran ilustradas en estas obras. Nosotros hemos encontrado unas cuantas…¿Y tú?
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