Pintora de fuerte expresividad, la argentina Gisela Gaffoglio (Buenos Aires, 1966) libera en su obra toda la complejidad y el atractivo del universo femenino en una verdadera apuesta por el poder evocador del color.
Esta liberación surge desde la espontaneidad. Parte de lo inesperado y juega con lo ambiguo para averiguar, a su vez, hasta dónde es capaz de llegar con su creación. Y así consigue capturar escenas que abren la puerta a poéticas e intrigantes formas pertenecientes al mundo de la mujer.
Gisela Gaffoglio se asoma, sin miedo, al abismo de la libertad y recoge apariencias llenas de expresividad, reflejos y ritmos para indagar, de manera personal, en la condición femenina, en sus inquietudes y en su historia. Convierte esa experiencia en paisajes de sueños, recuerdos, de ciudades, de luces y sombras y, también, de figuras que se transforman, cuando el ojo las observa en la distancia, en apariencias humanas y, otras veces, se desdibujan para formar cautivadoras manchas que se mueven entre la abstracción y lo figurativo.
Esta pintura, cargada de color y pasión, absorbe la influencia expresionista de Egon Schiele, Amedeo Modigliani y el gusto de Gustav Klimt. Igualmente, emplea diversas técnicas pictóricas y materiales que le permiten retratar mejor cada gesto, ánimo o situación del universo de la mujer. Entorno que la artista logra llevar a sus lienzos transmitiendo toda la belleza, sensualidad y delicadeza inherente a él.
Desde pequeña, Gisela Gaffoglio ha estado vinculada al mundo del arte, no sólo en pintura sino también en otras manifestaciones como danza, teatro, piano o canto. Su trabajo ha participado en numerosas exposiciones en galerías y centros culturales de Argentina y en ciudades fuera de su país natal, como Nueva York, Madrid y Punta del Este.
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