El cine y las artes plásticas siempre han tenido una estrecha vinculación. Si primero fue el séptimo arte el que se dejó influir por la pintura y la escultura, en las últimas décadas estas artes se han visto obligadas a abrirse a una disciplina que ha ganado una inmensa popularidad. Aunque un altísimo porcentaje de películas que se estrenan cada fin de semana está muy lejos de nuestra concepción de “arte”, todavía hay quien se toma el cine como algo más que industria y entretenimiento fútil.
Si hace tiempo os mostramos una lista de películas que todo estudiante de Bellas Artes debería tener en cuenta, hoy queremos recordar 7 grandes títulos que todo apasionado del Arte —con mayúscula— debe ver alguna vez en su vida.
1. «Fraude» (1973, Orson Welles)
El agitador más grande de la historia del cine clásico estadounidense vivió un auténtico calvario para seguir sacando adelante proyectos cinematográficos tras la monumental Ciudadano Kane. A pesar de las dificultades para encontrar financiación —rodar una película es un poco más caro que pintar un cuadro— Welles se las arregló para seguir creando obras únicas durante décadas. Entre ellas, siempre habrá un lugar destacado para Fraude, un falso documental que reflexiona sobre el objeto artístico, la falsificación y la influencia de los mass media.
2. «Utamaro y sus 5 mujeres» (1946, Kenji Mizoguchi)
El Impresionismo es el estilo pictórico más popular de la Edad Contemporánea, pero en su origen confluyen numerosas influencias que llegan incluso hasta Japón. Esta película aborda la historia de uno de esos artistas que cambió la perspectiva de la pintura en Europa. Cuando las estampas de Utamaro llegaron a París en el XIX, numerosos jóvenes pintores quedaron prendados de su estilo formando parte indispensable de lo que luego sería conocido como Impresionismo.
Además de un acercamiento a la popular estampa japonesa de estilo ukiyo-e del siglo XVIII, Utamaro y sus 5 mujeres es una buena forma de conocer la obra de uno de los grandes cineastas japonesas de la historia, responsable de obras fundamentales como Historia del último crisantemo o Vida de Oharu.
3. «La hora del lobo» (1968, Ingmar Bergman)
Son muchas las películas que han abordado la locura del artista, pero ninguna como esta. Un pintor se recluye en una isla junto a su pareja para dedicarse por entero a su arte. Pero ningún artista es capaz de aislarse por completo de sus demonios que le pueden seguir acechando hasta en el lugar más remoto. La hora del lobo es una de las películas más escalofriantes del que para muchos aficionados al cine es el mejor director de la historia.
4. «La gran belleza» (2013, Paolo Sorrentino)
A Sorrentino le bajó la Virgen a ver con esta película que ganó el Oscar a mejor cinta de habla no inglesa en los Oscars 2013. La gran belleza trata sobre muchas cosas, pero su reflexión sobre el mundo del arte contemporáneo y los personajes que lo forman es sustanciosa. Melancólica, hilarante, conmovedora y, sobre todo, bella, esta película ha dejado cuatro o cinco escenas para la historia, como la de la niña artista en pleno proceso creativo…
5. «Andrei Rublev» (1966, Andrei Tarkovski)
Considerado como el más importante pintor de iconos de la historia de Rusia, esta película aborda la vida de Andrei Rublev. Para al aficionado medio al arte occidental, atrapado en el fango de las vanguardias de la primera mitad del XX, puede resultar un soplo de aire fresco descubrir que hay arte más allá de Picasso y Pollock. Por otro lado, como en cualquier película de Tarkovski, la experiencia visual y emocional es única.
6. «Copia certificada» (2010, Abbas Kiarostami)
“Una historia de amor sobre las historias de amor, sobre cómo proyectamos nuestras vidas en las vidas de los otros y llamamos a eso Arte”. Son palabras del crítico Diego Lerer en el diario Clarín: no se nos ocurre mejor modo de concretar esta película. Copia certificada es una cinta imprescindible para todo aficionado al arte, a la vida, al amor… y a Juliette Binoche.
7. «Porco Rosso» (1992, Hayao Miyazaki)
Y no podía faltar en esta lista una película de animación. Y si hablamos de animación nos tenemos que ir a Japón, y si nos vamos a Japón hay que hablar de Hayao Miyazaki, creador del célebre estudio Ghibli y responsable de películas que marcaron a varias generaciones de niños y no tan niños tanto en Japón como en el resto del mundo. En Porco Rosso se dan la mano el guión genial y la estética única generando una obra que trasciende la pantalla de cine: ojalá la vida fuera como una peli de Miyazaki, ¿no?
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