Magia, violencia expresiva, crítica, humor y amplio tratamiento del color, o el dibujo , son algunas características de la obra plástica de Régulo Pérez. Ha metido el color del trópico en sus lienzos. Ha intentado exorcizar la fealdad de este mundo a través de una pintura donde el color adquiere posibilidades de lección viva del entorno, natural o urbano, que trata de aprehender la metáfora oculta de la belleza. La actividad creadora en Régulo Pérez tiene múltiple facetas: escritor, caricaturista, pintor y profesor.
Nació en Caicara del Orinoco en 1929. En referencia a sus padres en la dedicatoria de uno de sus libros de caricatura escribió lo siguiente: “Esto va dedicado a la memoria de mi padre por quien soy pintor, Enrique Pérez Itriago y a mi madre Ananás Faramalla por quien soy faramallero”. Su región natal le proporcionó el material necesario para convertirse en pintor o como él mismo lo ha expresado en su libro Orinoco, irónico y onírico: “Soy pintor, porque las imágenes del silente ciclo cinematográfico: el anillo de Sigfrido y la venganza de Krimilda, me abrieron los ojos a la leyenda, y la lotería de animalitos me hizo ver la realidad(...) Soy pintor, porque en ese pueblo pasaban cosas fantásticas: como una burra incendiada que corre enloquecida, a pleno sol, por las calles, tratando de buscar el río para lanzarse...”
En la pintura de Régulo se perciben predilecciones temáticas: la figura, un límpido colorido, una flora y una fauna más metafórica que copia fidedigna, un sentido crítico con respecto a los vaivenes socio-políticos, humor y un dibujo endurecido y simplificado con el oficio.
Su cuadro más conocido es “Coto de caza”, con el que obtuvo en 1967 el Premio Nacional en el salón oficial. Dicho cuadro resume una etapa importante en la trayectoria pictórica de Régulo. El cuadro posee una figurativismo agresivo. La crítica y el mal gusto se contraponen en un ejercicio de cálido colorido. Con respecto a dicha pintura Juan Calzadilla ha escrito: “El mismo ha definido la búsqueda que ella representa como el logro de una unidad que estaba dispersa y fragmentada en su obra anterior, como una síntesis. Los grandes personajes enfocados en primeros planos son las imágenes de una sátira de la que nos hace solidarios el pintor sin necesidad de valerse de una anécdota ni recurrir a un tono discursivo, sentimental o declamatorio. Impregna el orden reflejándolo de la manera más cruel: el humor segregado a golpes de color con una técnica tan impulsiva como la violencia contenida que la dirige”.
En la pintura de Régulo no es producto del azar. Estudia cada elemento compositivo. El dibujo se hace sobre la tela a lápiz, creyón o carbón y luego se rellena de manera firme y definitiva. En muchas ocasiones para confeccionar sus cuadros se vale de hechos sociales, políticos, culturales, cotidianos e históricos. A veces emplea la fotografía y en ningún momento teme convertirse en narrador, en contar situaciones y peripecias del entorno las cuales Régulo descodificada empleando un colorido extremo, ruidoso sin descuidar la armonía compositiva. La pintura de Régulo no cae sin embargo en el panfleto ni en la retórica contestataria vacua. No sin razón ha escrito Roberto Guevara: “No puede considerarse empresa fácil reconstituir un humanismo crítico a través de la plástica. Para Régulo Pérez, esta ha sido, no obstante, la meta preestablecida para sus investigaciones pictóricas, en los últimos años”.
El trabajo artístico de Régulo ha sido distinguido con algunos en muchas oportunidades. En 1992 recibió el Premio Alejandro Otero. De ese año es su exposición en el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber, "Nuestro Señor Don Quijote", conjuntamente con Pedro León Zapata y Guevara Moreno. En dicha exposición Régulo presentó cinco obras en tinta china, cinco acuarelas y grupo de pinturas. Don Quijote y Sancho sirven de pretexto a Régulo para hacer presente algunas constantes de su trabajo plástico: un dibujo de tersa calidad lineal, colores planos combinados con sensibilidad y oficio. Por supuesto la flora y la fauna orinoquense se hacen presentes para alterar las pautas del relato de Cervantes y acceder así la metáfora sin ataduras.
En Régulo la pintura busca desnudar los valores jerárquicos de una sociedad que pisotea los valores espirituales del hombre a cada paso. La pintura de Régulo, donde la violencia y el lirismo del color van a la par, busca evidenciar la violencia nada lírica del poder es todas sus manifestaciones de oprobio y dominio.
El artista venezolano Régulo Pérez fue el ganador del Premio Nacional Armando Reverón 1999, otorgado por la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos. El premio fue entregado el 14 de mayo en la sede de la Avap. Pérez fue honrado con esta distinción por Pedro León Zapata, Julio Pacheco Rivas y Santiago Pol, miembros del jurado, quienes favorecieron al artista por unanimidad.
La entrega del premio es una de las actividades conmemorativas de los 110 años del nacimiento del artista Armando Reverón, en cuyo homenaje se celebra en Venezuela el Día Nacional del Artista Plástico el 10 de mayo, fecha en que nació el pintor.
La Semana Reveroniana, iniciada el 10, contempla actividades didácticas como talleres de estímulo a la creatividad en los niños, talleres de dibujo, música folklórica, artesanía y otras disciplinas. En el Museo Armando Reverón se realizaron también charlas sobre diversos aspectos artísticos y sobre la vida del artista.
Armando Reverón, llamado "el artista de la luz" por su especial manejo de la luminosidad como principal protagonista de las atmósferas, nació en Caracas el 10 de mayo de 1889 y fue la figura artística venezolana más importante de la primera mitad del siglo XX. Con estudios en Caracas, Madrid y Chantilly, el pintor se estableció en la localidad venezolana de Macuto en 1920. Allí construyó su particular Castillete, que se convertiría en su hogar hasta el momento de la muerte, siempre acompañado por Juanita Ríos, su fiel esposa y modelo. En 1974 se inauguró en El Castillete el Museo Armando Reverón, donde se honra permanentemente la memoria del artista.