Fui criado en una familia humilde de fe evangélica que se radicó en Mao en el año 1961, cuando apenas contaba un año de edad. Montecristi fue mi lugar de nacimiento, un 13 de Marzo de 1960. Sin embargo me gusta vivir en mi pueblo, pues siento un profundo apego a este amado terruño.


Desde niño me incliné por la pintura, dibujando en todo lugar posible. Mis cuadernos estaban repletos de bocetos e ilustraciones copiados de los libros de texto.


Me pasaba los ratos libres cuadriculando fotografías de periódicos, me gustaba más que los deportes. Recuerdo que uno de mis primeros dibujos fue del boxeador “Mano de Piedra Durán” del que fui un gran admirador.


Desde mis inicios buscaba copiar los cuadros de pintores famosos, principalmente los del renacimiento, que encontraba en libros y revistas.


Siempre estaba pintando los muñequitos de las revistas de historietas. Por causa de ello mi madre me llamaba mucho la atención, pues pensaba con buena lógica que me podía trastornar en mis estudios, pero lo cierto es que más bien me ayudaba, porque, gracias a Dios, nunca repetí ningún curso y siempre pasé todas las materias.


Cursé mis estudios primarios e intermedios en la escuela Juan Isidro Pérez y en el Liceo Juan de Js. Reyes de Mao.


Me gradué de bachiller en el colegio Ana Delia Jorge, donde tuve la oportunidad de desarrollar mis dotes artísticas, tanto en la preparación de discursos para los encuentros estudiantiles, como también en muchas labores de arte dentro de esa institución educativa. Formé parte de la primera graduación y pertenecí al grupo de estudiantes fundadores de dicho colegio. De esa época guardo imborrables recuerdos.


Siempre estuve activo participando en actos patrióticos con mis habilidades para la declamación, razón por la cual tuve la encomienda de ser el poeta de la reina del centenario de Mao en el año 1982.
Creo que he heredado de mi madre la facilidad para la declamación y la actuación, habiendo desarrollado estas habilidades en la iglesia Metodista Libre de mi localidad, donde fui formado en mi pensamiento evangélico. Además, siempre participé en grupos de teatro y poesía coreada.


En la dirección de himnos y cantos en la iglesia descubrí mis dotes para el canto. Aunque tengo buen oído para la música, nunca me he dedicado a aprender a tocar ningún instrumento. Toco sólo la cuchara, y en estos últimos años con mucha moderación, por motivos de salud y de imagen.


Me siento ser básicamente un artista. Pero es claro que estoy convencido de mi llamado para ser un pastor, labor que he desempeñado en la Primera Iglesia Bautista de Mao por unos 16 años, y que considero mi principal tarea en la tierra, y que es irrevocable, como todos los llamados de Dios. Aunque no veo ninguna contradicción entre mi trabajo como pintor y mis deberes pastorales.


Cumplir con esta doble misión requiere una entrega absoluta al trabajo y la laboriosidad, cosa que he heredado de mi padre, el cual es un trabajador incansable. En todas estas responsabilidades trato en todo lo posible de no lesionar mis deberes familiares.


Estoy casado con la señora Yris E. Cruz. Hemos procreado cuatro hijos, de los cuales el mayor, con 18 años cursa la carrera de arquitectura.


Trabajé como empleado del Royal Bank Of Cánada. Asumí este reto justo en el momento en que debía comenzar la universidad, así que las responsabilidades de trabajo, así como mis compromisos en la formación de mi hogar en ese período, me impidieron seguir estudiando. Estaba convencido, sin embargo, de mi talento para la pintura, por eso nunca abandoné mis aspiraciones de ser un pintor.


Al principio pintaba como entretenimiento, pero en el año 1985 me consagré plenamente, y lo testimonian las múltiples obras colgadas en las diferentes casas y oficinas de Mao, del país y del exterior.


Mi labor la he desempeñado básicamente por encargo, razón por la cual no me ha sido muy fácil montar muchas exposiciones . No obstante he participado en varias colectivas en mi pueblo, en Santiago con CONANI y en la región noroeste con el Instituto del Desarrollo del Noroeste (INDENOR). Siempre he procurado participar en concursos de pintura.


He realizado dos individuales, una en el año 1990, y otra más reciente, en el aniversario de UTESA (recinto Mao) en el año 1996, ambas en Mao.


Preocupado por los que tienen habilidades para la pintura impartí clases durante un tiempo en una pequeña escuela que improvisé, de la que han salido muy buenos prospectos, que luego han seguido preparándose. Osiris Batista, por ejemplo, es uno de estos jóvenes prometedores en la plástica que en su adolescencia recibió mis humildes orientaciones, y me place el hecho de que ha seguido cultivándose, siendo hoy un estudiante egresado del ICA de Santiago.
No me inscribo en ninguna escuela, porque pienso que el arte debe realizarse con toda libertad. No obstante, últimamente me he inclinado por el surrealismo , especialmente porque esta corriente me permite plasmar en la tela muchos de mis sentimientos y concepciones.

Agradezco en este sentido al Dr. Fernando Grullón, de Santiago, quien me ha incentivado y apoyado ampliamente para el descubrimiento de mi verdadera capacidad como artista.


Agradezco además a los que me dieron la mano en el año 1989 cuando decidí dejar mi empleo en el Banco del Comercio para dedicarme a la pintura y al ministerio pastoral con más ahínco. Hago reconocimiento especial al empresario Ivan de Js. García, quien fue prácticamente mi mecenas en ese período, y lo testimonian los múltiples cuadros de este servidor que adornan su casa en la ciudad de Santiago.


Me considero básicamente un pintor autodidacta, que a fuerza de trabajo duro y tesonero, y de mucha lectura e investigación constante ha logrado sus metas. Siempre se necesita quien te levante la estima y te corrija en el camino; en ese sentido guardo con mucho cariño la memoria del señor Ramón Castellanos, un dentista que laboró por muchos años en el hospital Luís L. Bogaert de Mao, quien también en sus últimos años de vida fue corrector de varios periódicos prestigiosos de Santo Domingo. Hago aquí un reconocimiento póstumo en su honor, por haberme incentivado provechosamente, cada vez que le mostraba mis trabajos, siendo apenas un adolescente. Era una persona excepcional; conocedor de muchas cosas, un intelectual extraordinario del que guardo un gran respeto y afecto entrañables.


Los que me conocen saben que soy mi peor crítico, porque nunca estoy conforme con nada de lo que hago. Procuro superarme a mí mismo cada día más. Eso me obliga a estar al día de los diferentes avances de la plástica, al través de revistas internacionales, libros y visitando los museos y salas de exposiciones por donde quiera que voy.


No soy muy farandulero, aunque no me niego a compartir mis humildes conocimientos. Soy consciente de las limitaciones humanas, por eso cada obra es una escuela para mí, y es mi oportunidad para superarme.


Me gusta la radio. He realizado múltiples programas culturales que han recibido el respaldo y el conocimiento de varias instituciones de Mao y la región. Actualmente llevo a cabo una labor de orientación social y difusión del evangelio al través de la radio y la televisión. Estoy involucrado en el ministerio de comunicaciones de la Convención Bautista Dominicana, responsable de la difusión radial y televisiva de importantes realizaciones de grabación que se colocan en las diferentes emisoras y televisoras del país. Además, soy estudiante de término de la Licenciatura en Teología del Seminario Bautista Dominicano.




Mi obra cumbre en la actualidad es el mural del Palacio de Justicia de Mao, y espero próximamente poder realizar otros proyectos de murales cuyos diseños reposan en la mesa de mi taller. Agradezco a Dios por haberme dotado de talentos y dones, pero reconozco la gran responsabilidad que ello entraña. Creo que uno viene a este mundo para servir, y el Señor me ha dado la gracia de hacerlo de múltiples formas que no quisiera desaprovechar en lo más mínimo, porque al final, cuando se pasa balance, se da uno cuenta de cuán corta es la vida aquí. Aún cuando la obra material del artista no es un bien eterno, el cultivo y expresión del arte es sumamente trascendente, porque el arte nos evidencia más la imagen de Dios que está en nosotros.