Daniel Argimón (Barcelona, 1929 – 1996) se introduce en el mundo del arte en 1952 empezando a trabajar de grabador y estampador en el taller de su abuelo, cosa que le permite familiarizarse con las técnicas de un oficio artístico al que siempre tendrá gran estima. Su contacto con la realidad social y su compromiso con la clase obrera, tal como el afirma, le llega por su trabajo en la fábrica SEAT entre 1956 y 1963, de donde fue despedido como represalia por su activismo, todo ello sin dejar de pintar en ningún momento.
En 1965 marcha a París a perfeccionar su trabajo con la litografía, becado por el Instituto Francés de Barcelona.
Desde el primario expresionismo , va adoptando cada vez más un lenguaje informal, iniciando un proceso de valoración de la materia que le lleva a un informalismo expresionista. Sus obras se encuentran en museos y colecciones de Europa y América.