Semana Black Friday: 10% en obras originales 
(Fabriano, 1370- Roma, 1427)
Las primeras noticias le sitúan en Venecia, en 1408. En 1409 trabajaba en los frescos del palacio de los dogos de esta ciudad, terminados por Pisanello, y posteriormente destruidos. Desde 1422 a 1425 estuvo en Florencia, donde completó, en mayo de 1423, el brillante retablo de la Adoración de los magos (Uffizi), una de las obras maestras del estilo gótico internacional, que ejerció una enorme influencia en el arte florentino.
Le siguió el retablo Quaratesi, terminado en mayo de 1425, cuya Madonna está actualmente en la colección real británica y el resto repartido entre los Uffizi, el Vaticano y Washington. En 1425 abandonó Florencia y ejecutó algunos trabajos en Siena y Orvieto, en 1427 realizaba los frescos de la basílica de San Juan de Letrán, en Roma, también destruidos.
Su arte es el propio del estilo gótico internacional: amable, elegante y cortesano; mostró poco o ningún interés por los problemas intelectuales de espacio y volumen que tanto inquietaban a Masacciom, el cual, a la sazón, trabajaba también en Florencia. Gentile da Fabriano tuvo un continuador genial en Pisanello.
Las primeras noticias le sitúan en Venecia, en 1408. En 1409 trabajaba en los frescos del palacio de los dogos de esta ciudad, terminados por Pisanello, y posteriormente destruidos. Desde 1422 a 1425 estuvo en Florencia, donde completó, en mayo de 1423, el brillante retablo de la Adoración de los magos (Uffizi), una de las obras maestras del estilo gótico internacional, que ejerció una enorme influencia en el arte florentino.
Le siguió el retablo Quaratesi, terminado en mayo de 1425, cuya Madonna está actualmente en la colección real británica y el resto repartido entre los Uffizi, el Vaticano y Washington. En 1425 abandonó Florencia y ejecutó algunos trabajos en Siena y Orvieto, en 1427 realizaba los frescos de la basílica de San Juan de Letrán, en Roma, también destruidos.
Su arte es el propio del estilo gótico internacional: amable, elegante y cortesano; mostró poco o ningún interés por los problemas intelectuales de espacio y volumen que tanto inquietaban a Masacciom, el cual, a la sazón, trabajaba también en Florencia. Gentile da Fabriano tuvo un continuador genial en Pisanello.
