Biografía

(París, 1832 - París, 1883)



Édouard Manet, considerado por la mayoría como el iniciador del impresionismo , mantuvo su primer contacto con la pintura en el taller de Thomas Couture, pintor romántico academicista que recientemente había disfrutado de un éxito considerable en el Salón de París. Entre 1850 y 1856, Manet se integró en el taller de Couture y sus clases se complementarían con frecuentes visitas al Museo del Louvre, en el que el joven aprendiz copiaría obras de grandes maestros del renacimiento italiano, como Tiziano o Giorgione. De esta etapa nace su admiración por los pintores clásicos, de los que adoptaría más tarde la técnica, la composición y la temática.
La atracción de Manet por la pintura española, en especial por la obra de Velázquez, Goya, Murillo y Zurbarán le llevará a viajar a España en 1865, después de haber llevado a cabo ya varios viajes a Holanda, Italia, Austria y Alemania. El inicial estilo tenebrista de Manet, enraizado en el barroco español, se puede observar en sus primeras obras, como “Bebedor de absenta” (1858-59). El virtuosismo en el dibujo y el empleo del contraste cromático le valieron su primer éxito en el Salón de París, con la obra “El guitarrista español” (1861). Algunos jóvenes pintores y críticos, como Degas o Theópile Gautier, captaron la originalidad y una irreverencia academicista en el rechazo del claroscuro tradicional y la mezcla de realismo y romanticismo. Manet seguirá ahondando en la temática española (“Victorine Meurent con traje de espada”, 1862; “Lola de Valencia”, 1862), pero, sin duda influido por su amistad con el poeta Charles Baudelaire, empezará a introducir en sus obras escenas de la vida de París, como la que se observa en el óleo “Música en las Tullerías”, de 1862.



Un año más tarde, en 1863, Manet se decide a presentar en el Salón de París su obra más polémica, “Desayuno en la hierba”. El lienzo fue trasladado al llamado “Salón de los Rechazados”, creado por Napoleón III con el objetivo de albergar las numerosas obras que eran denegadas por el Salón oficial. Ampliamente denostada, la obra creó una controversia sin precedentes en el mundo del arte: además de mostrar la desnudez femenina más mundana y sin apelaciones al universo mitológico, la obra presagiaba el impresionismo de trazos liberados e iluminación analítica. Los círculos de jóvenes artistas enseguida se sintieron atraídos por la modernidad y originalidad de la obra de Manet, al que encumbraron apasionadamente. En este año dio comienzo la relación del pintor con los impresionistas: Manet acudiría asiduamente al café-tertulia Guerbois, relacionándose con Degas, Monet o Pisarro.



Los años siguientes no serán muy felices para Manet. El pintor, que siempre había anhelado el reconocimiento académico y la categoría de pintor clásico, obtuvo sendos fracasos en los Salones de París de 1865 y 1867. Al primero presentó “Olympia”, que creó un escándalo comparable al de 1863 ya que mostraba el desnudo posado de una prostituta inspirado en la “Venus de Urbino” de Tiziano. Una vez más, Manet mezclaba tradición y modernidad creando un nuevo lenguaje pictórico; y también una vez más, el pintor recaudaba los comentarios irritados del público y la crítica parisiense. También fue rechazado en la Exposición Universal de París de 1867, razón por la cual el entonces joven escritor, Émile Zola, le dedicó un artículo alabando su obra y poniendo de relieve su compromiso artístico. Durante los años siguientes Manet lleva a cabo obras de temática diversa -“Ejecución de Maximiliano” (1867), “Almuerzo en el estudio” (1868) o “Balcón” (1868-69)- pero sigue sin cosechar el éxito deseado ni conseguir la admisión del Salón. En 1870 Manet fue movilizado para la Guerra Franco-Prusiana, en que luchó como oficial de la Guardia Nacional. La experiencia dio lugar a una serie de grabados y a la acuarela “Barricada” (1871). Por fin, en 1973, Manet obtiene su tan ansiado éxito y reconocimiento académico con “Le Bon Rock”, un retrato del pintor y litógrafo Émile Bellot de técnicas más tradicionales, próximas al barroco. La obra no convenció al grupo de pintores impresionistas , que vieron cómo Manet se alejaba de sus fundamentos artísticos, además de negarse a exponer junto a ellos en sus exposiciones independientes.



A partir de los años setenta, Manet recurre de forma más constante a la temática de la vida urbana moderna, enfatizando, en ocasiones, la técnica naturalista. Así, las prostitutas, el público de los bares y cafés y la vida parisina cotidiana fueron temas recurrentes en obras como “Nana” (1877) o “Café concierto” (1878), en las que también se aprecia la diversificación cromática y el desvanecimiento del detalle, huellas indudables de su contacto con el grupo impresionista. A partir de 1880, Manet padece las primeras manifestaciones de ataxia, una enfermedad de origen infeccioso que le afecta en la movilidad muscular y, que pocos años después, le conducirá a la muerte. Sin embargo, a pesar de las dolencias, Manet no deja nunca su paleta y en este tiempo su pintura evoluciona hacia pinceladas más espontáneas, usando mayoritariamente el pastel. En 1882, presenta en el Salón el último de sus grandes lienzos, “Bar de Folies-Bergère”, obteniendo su mayor éxito. Críticas positivas por parte de los círculos académicos, y alabanzas y admiración de los jóvenes impresionistas; la obra es un innegable compendio de principios impresionistas que erigió a Manet como padre incontestable de la pintura moderna. La producción artística del pintor se ve drásticamente reducida a medida que la ataxia va desarrollándose y ya en sus últimos días únicamente pinta cuadros de reducidas dimensiones. El 30 de abril de 1883 Manet fallece a causa de la amputación de una pierna gangrenada. Un año después se celebra una exposición póstuma en la que, finalmente, se reconoce el valor y la maestría artística de Manet, su relevancia en el devenir de la pintura y su consideración como “padre” del impresionismo.
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