(Caravaggio, Lombardía, 1573 - Porto Ercole 1610)
Michelangelo Amerighi o Merisi da Caravaggio, pintor italiano y máximo exponente de la escuela naturalista surgida en Italia como oposición a la corriente manierista del siglo XVI. Su carrera fue corta y tumultuosa, viéndose continuamente envuelto en riñas, desafíos y reclamaciones judiciales, provocados por su temperamento violento y pendenciero.
Enigmático, fascinante, rebelde, peligroso... Estos son sólo algunos de los adjetivos que Caravaggio se fue ganando poco a poco con sus actos. Implicado en numerosas peleas callejeras en Roma, retó a duelo a pintores que intentaban hacerle competencia, pegó palizas a críticos de arte, e incluso llegó a matar.
Estudió con Simona Peterzano en Milán, y para su formación artística fue decisiva la tradición lombarda, de acentuada inclinación realista, y los experimentos luminosos de la pintura de aquella región (Savoldo, Moretto, los Campi, etc.).
Hacia 1590 pasó a Roma, donde trabajó algún tiempo en el taller del caballero de Arpino. Desde las primeras obras (Baco, Uffizi, y Muchacho con fruta, Borghese) dio pruebas de su genio profundamente original y renovador, que alcanza ya plena madurez en las pinturas de san Luis de los Franceses (últimos años del siglo XVI) y de Santa Maria del Popolo (1601).
La novedad radical de su concepto pictórico hizo que algunos de sus cuadros de altar más importantes, como La muerte de la Virgen (hoy en el Louvre), fueran rechazados por los comitentes.
En 1606, como consecuencia de una reyerta surgida en un partido de pelota, Caravaggio mató a un hombre y tuvo que escapar de Roma a Nápoles. Allí pintó algunas obras importantes (Las siete obras de misericordia, iglesia del Pio Monte; La virgen del Rosario, hoy en el Museo de Viena, etc.).
De aquí pasó a Malta. Allí pintó San Jerónimo, Degollación de San Juan Baptista, los dos en la catedral de La Valletta, y también Retrato del gran maestre de la orden de Malta, Alof de Wignacourt. Más tarde se fue a Sicilia. En esa época pintó Entierro de Santa Lucía (en la iglesia de Santa Lucía, en Siracusa), La resurrección de Lázaro (en el Museo de Mesina) y La adoración de los pastores (en el oratorio de San Lorenzo de Palermo).
En 1609, se encontraba de nuevo en Nápoles. Murió de malaria cuando volvía a Roma, cerca de Porto Ercole, uno de los presidios costeros españoles.
Caravaggio reaccionó contra las convenciones del manierismo, a las cuales opuso una “pintura natural”, directa e incluso brutal, que con su franqueza renovaba tanto los temas profanos (La buenaventura, Louvre) como los religiosos (Vocación de San Mateo, iglesia de San Luis de los Franceses en Roma; Salomé, Palacio Real de Madrid) y daba una formulación moderna a la pintura de naturalezas muertas (Cesta de frutas, Ambrosiana en Milán).
Los contrates violentos de luces y sombras, la “luz de bodega” y el “tenebrismo” que usaba, subrayan el vigor plástico de las formas que adquieren en sus obras aún mayor relieve gracias a los escorzos enérgicos y a la asimetría de las composiciones.
La influencia directa o indirecta de Caravaggio fue decisiva para la orientación de la pintura europea de la primera mitad del siglo XVII.
Michelangelo Amerighi o Merisi da Caravaggio, pintor italiano y máximo exponente de la escuela naturalista surgida en Italia como oposición a la corriente manierista del siglo XVI. Su carrera fue corta y tumultuosa, viéndose continuamente envuelto en riñas, desafíos y reclamaciones judiciales, provocados por su temperamento violento y pendenciero.
Enigmático, fascinante, rebelde, peligroso... Estos son sólo algunos de los adjetivos que Caravaggio se fue ganando poco a poco con sus actos. Implicado en numerosas peleas callejeras en Roma, retó a duelo a pintores que intentaban hacerle competencia, pegó palizas a críticos de arte, e incluso llegó a matar.
Estudió con Simona Peterzano en Milán, y para su formación artística fue decisiva la tradición lombarda, de acentuada inclinación realista, y los experimentos luminosos de la pintura de aquella región (Savoldo, Moretto, los Campi, etc.).
Hacia 1590 pasó a Roma, donde trabajó algún tiempo en el taller del caballero de Arpino. Desde las primeras obras (Baco, Uffizi, y Muchacho con fruta, Borghese) dio pruebas de su genio profundamente original y renovador, que alcanza ya plena madurez en las pinturas de san Luis de los Franceses (últimos años del siglo XVI) y de Santa Maria del Popolo (1601).
La novedad radical de su concepto pictórico hizo que algunos de sus cuadros de altar más importantes, como La muerte de la Virgen (hoy en el Louvre), fueran rechazados por los comitentes.
En 1606, como consecuencia de una reyerta surgida en un partido de pelota, Caravaggio mató a un hombre y tuvo que escapar de Roma a Nápoles. Allí pintó algunas obras importantes (Las siete obras de misericordia, iglesia del Pio Monte; La virgen del Rosario, hoy en el Museo de Viena, etc.).
De aquí pasó a Malta. Allí pintó San Jerónimo, Degollación de San Juan Baptista, los dos en la catedral de La Valletta, y también Retrato del gran maestre de la orden de Malta, Alof de Wignacourt. Más tarde se fue a Sicilia. En esa época pintó Entierro de Santa Lucía (en la iglesia de Santa Lucía, en Siracusa), La resurrección de Lázaro (en el Museo de Mesina) y La adoración de los pastores (en el oratorio de San Lorenzo de Palermo).
En 1609, se encontraba de nuevo en Nápoles. Murió de malaria cuando volvía a Roma, cerca de Porto Ercole, uno de los presidios costeros españoles.
Caravaggio reaccionó contra las convenciones del manierismo, a las cuales opuso una “pintura natural”, directa e incluso brutal, que con su franqueza renovaba tanto los temas profanos (La buenaventura, Louvre) como los religiosos (Vocación de San Mateo, iglesia de San Luis de los Franceses en Roma; Salomé, Palacio Real de Madrid) y daba una formulación moderna a la pintura de naturalezas muertas (Cesta de frutas, Ambrosiana en Milán).
Los contrates violentos de luces y sombras, la “luz de bodega” y el “tenebrismo” que usaba, subrayan el vigor plástico de las formas que adquieren en sus obras aún mayor relieve gracias a los escorzos enérgicos y a la asimetría de las composiciones.
La influencia directa o indirecta de Caravaggio fue decisiva para la orientación de la pintura europea de la primera mitad del siglo XVII.