China está en el punto de mira de todo el planeta. Y no sólo por la inminente celebración de los Juegos Olímpicos, o por poseer una economía convertida en la envidia de los Estados Unidos, sino también por su presencia cada vez más destacada en el mercado mundial del arte. Texto: Laia Amorós
Escalando en el mercado
El país de la Gran Muralla ocupa ya el tercer puesto en el ranking del negocio del arte. En 2007, las ventas de obras de arte chinas se revalorizaron alcanzando los 70 millones de euros. Y todos los pronósticos indican que este año esas cifras irán a más. Traspasando sus fronteras, China ha iniciado ya la conquista de los mercados occidentales.
El crecimiento es tan espectacular que, según un informe de Artprice, ya hay 36 artistas chinos situados entre los cien más cotizados del planeta. Sólo hay que echar un vistazo a las últimas subastas de arte y ver como los precios de las pinturas "made in China" suben como la espuma. El récord más reciente: una obra de Cai Guo Qiang vendida por 5,8 millones de euros.
El chino más cotizado
Guo Qiang forma parte de ese colectivo de artistas chinos que está de moda. Nació en Fujain en 1957 y actualmente reside en Nueva York, donde acaba de inaugurar su exposición "I want to believe", ni más ni menos que en una de las salas del Guggenheim. En la muestra encontramos dibujos, videos y obras tan curiosas como un barco pesquero armado con tres mil flechas o nueve coches suspendidos del techo del museo. Quédense con su nombre porque, según la prestigiosa revista The economist, este será uno de los eventos artísticos de más resonancia del arte contemporáneo de la temporada.
La explosión del arte contemporáneo
Las obras de Qiang son un ejemplo del arte que se cuece en China. Un arte contemporáneo nacido de las cenizas del academicismo de la revolución cultural, tras la apertura del régimen comunista chino. Fue entonces cuando los artistas chinos, a pesar del aislamiento y de la censura a la que estaban sometidos, aprendieron a renovarse y empezaron a usar nuevos medios de expresión. Poco a poco se fueron abriendo camino, y el arte contemporáneo que hace cinco años casi apenas existía, hoy es el dominante.
"China ha iniciado ya la conquista
de los mercados occidentales"
Bienvenidos a Europa
Pero suenan muchos otros nombres en este ir y venir de artistas chinos. Zhang Xiaogang, Xiaodong, Yue Minjun, Yan Pei-Ming... Apellidos impronunciables que se traducen en una inmensa producción artística que, al no encontrar sitio en su propia sociedad (no cuentan ni con museos ni con una base sólida de compradores de arte actual), ha llegado hasta Occidente, donde ha sido acogida con los brazos abiertos. Y ha llegado con tal fuerza que incluso Sotheby's y Christie's, las dos salas de subastas más prestigiosas del mundo, fundaron el año pasado una división dedicada exclusivamente al arte chino contemporáneo.
Sabores chinos en la esquina
Ya no hace falta coger ningún avión ni contratar los servicios de ningún intérprete para poder disfrutar de todo el sabor de la China del siglo XX. Sólo tenemos que ir a uno de los mil eventos que se programan estos días por todas partes. Sin ir más lejos, España acoge distintas muestras.
En Barcelona, la Fundación Joan Miró exhibe "Rojo aparte", una selección de 80 obras de Uli Sigg, uno de los mayores, si no el más grande, coleccionista de arte chino contemporáneo. En el Palau de la Virreina, en la misma ciudad, puede visitarse "Zhù yi! Fotografía actual en China", una muestra de fotografías realizadas del 1994 hasta el 2006. Las dos exposiciones, que permanecerán abiertas hasta el 25 de mayo, permiten hacerse una idea de cómo ha evolucionado el arte chino experimental en los últimos quince años. En ellas veremos las inquietudes y sueños de jóvenes artistas chinos. En Valencia, el Instituto de Arte Moderno, IVAM, acoge la muestra "The real thing. Contemporary art from China", hasta el 27 de abril, una reflexión acerca de las manifestaciones más recientes del arte chino, mediante una selección de piezas realizadas desde el año 2000 hasta el momento.
¿Por qué tan rápido?
Todo un abanico de posibilidades. Sin embargo, no deja de ser curiosa esta eclosión, tan de repente, del arte chino contemporáneo. ¿A qué se debe? Quizá sea la atracción por lo nuevo, o las expectativas que inspira este gran país ante los cambios políticos y sociales que vive, o quizá la necesidad de ampliar el mercado occidental del arte por una simple razón de supervivencia.
Pensemos. El arte está y ha estado siempre muy vinculado al poder. Después de la Segunda Guerra Mundial, fue el expresionismo abstracto americano el que se impuso, a la vez que Estados Unidos se alzaba como país vencedor. Hoy, la omnipresencia del arte chino ¿no nos hace intuir cual es la potencia que se avecina?