Es reconocido mundialmente por obras como el David o La Piedad, pero según maestros y críticos del Renacimiento no son estas las mejores piezas de Miguel Ángel. Ellos afirman que la mejor creación del artista es un cartón preparatorio para un fresco: "La batalla de Cascina", una obra hoy desaparecida. En realidad el fresco nunca se llegó a pintar, pero fue durante mucho tiempo el modelo con el que aprendieron a dibujar generaciones posteriores.
Las obras divinas de Miguel Ángel
“Más divinas que humanas”, así han sido calificadas muchas de las obras de Miguel Ángel. Pero hay una que se considera “la mejor”, "La batalla de Cascina". Refiriéndose a esta pieza, Benevuto Cellini apuntaba en el siglo XVI que el talento del italiano nunca volvió a alcanzar ni siquiera la mitad del nivel de perfección que logró con este cuadro.
Cartones preparatorios
En realidad, el fresco nunca se empezó a pintar, pero Miguel Ángel sí terminó los cartones preparatorios que tanta admiración causaron. En la segunda mitad del siglo XVI los cartones fueron divididos en varios fragmentos que terminaron perdiéndose. Solo se conservan copias parciales, una de ellas, espléndida, en la colección privada de Holkham Hall, Inglaterra, la antigua residencia de los condes de Leicester.
Según Vasari, que recogió la impresión que causó la realización de este cartón preparatorio en su obra Vidas ejemplares, “todos los artistas quedaron que vieron el cartón quedaron subyugados y admirados”.
El duelo de titanes
El fresco de Miguel Ángel iba a competir con otro encargado a Leonardo da Vinci para adornar la misma sala del Palazzo Vecchio de Florencia. El primero en recibir el encargo fue Leonardo en 1503. Consistía en un enorme cuadro que iba a decorar una de las salas del Gran Consejo que se encontraba en la primera planta del Palazzo Vecchio de Florencia. El tema, la batalla de Anghiari, en las que las tropas florentinas se alzaron con la victoria en la guerra contra Pisa. Por otra parte, Miguel Ángel recibió el encargo en 1504. Su asunto era la batalla de Cascina, otra famosa victoria de las tropas de Florencia; su ubicación: la pared de enfrente del fresco encargado a Leonardo da Vinci.
No hay testimonios que indiquen cómo acabó el desafío. En septiembre o a primeros de octubre de 1504 se sabe que Leonardo dejó Florencia y, por supuesto, el proyecto del fresco que nunca llegó a realizarse.