Las radiografías ya no sólo se usan para detectar fisuras en nuestros huesos. Ahora también sirven para determinar si una obra de arte es autentica. Y es que actualmente los métodos de detección de falsificaciones han avanzado mucho. Para descubrirlo un cuadro puede ser digitalizado en un escáner 3D de alta definición y ser sometido a radiografías, espectometría, rayos X, ultravioleta y microfluorescentes. Todo, sin necesidad de tocarlo.
¿Será falsa?
La falsificación existe desde que existe el mercado de arte. Desde mediados del siglo XVI, sobre todo en el siglo XVII, y en la medida en que se consolida el concepto de propiedad artística, y también del coleccionismo: la historia de la falsificación es tan antigua como la propia Historia del Arte. Fue en el siglo XVII cuando el pintor barroco Luca Giordano gastó una pequeña “broma” que puso de manifiesto el problema: pintó Cristo y el tullido, imitando a Durero…, y firmó como Durero. Si no hubiera introducido también su propia firma, el engaño hubiera prosperado: hubiera sido una falsificación.
La tecnología, para lo bueno y para lo malo…
Así que la falsificación puede decirse que ha existido siempre, pero las técnicas para la detección de dichas obras se han multiplicado. Se utilizan desde los llamados relojes geológicos, que permiten establecer la edad de los materiales empleados, hasta transformadores nucleares, que informan sobre su composición.
La radiografía es otro método usado recientemente para detectar una falsificación. Por ejemplo, para determinar la edad de una pintura al óleo se utilizan las características del plomo metálico, ya que la radioactividad que contiene es más alta cuanto más antigua es la pieza. La ciencia puede así calcular la antigüedad de una pintura, de la tela, de la madera o del metal, mientras que los rayos X pueden revelar lo que hay por detrás de la superficie.
La prueba del carbono 14 (C-14) resulta infalible para descubrir las falsificaciones más recientes: la composición del aire cambió hasta tal punto después de la Segunda Guerra Mundial que la datación con C-14 puede determinar sin ningún género de dudas si una obra se pintó antes o después de esa guerra.
Pero la tecnología también ha ido en detrimento de la autenticidad de las obras de arte ya que hoy en día, se pueden imitar casi a la perfección técnicas, materiales y colores de distintas épocas.
Falsificadores que han pasado a la historia
El uso de la radiografía no hubiera ido mal para detectar a un famoso falsificador: Hans van Meegeren (1889-1947), magnífico pintor holandés, falsificador del también holandés Jan Veermer. También Elmyr de Hory o Tom Keating hicieron “carrera” como falsificadores, y adquirieron una aureola de heroicidad por su capacidad para engañar no solo a los millonarios pretenciosos, sino también a los expertos más reputados.
Y es que la radiografía ha llegado un poco tarde en el mundo del arte…